La economía es casi tan antigua como el ser humano. Entre el nacimiento del trueque y la explosión del comercio online han pasado miles de años. Y por el camino se han producido infinidad de historias que queremos contar en elEconomista porque nos ayudan a comprender cómo hemos llegado hasta aquí.

Similar Podcasts

El Podcast de Bitpanda | Inversión, criptomonedas y Bitcoin

El Podcast de Bitpanda | Inversión, criptomonedas y Bitcoin
Con El Podcast de Bitpanda queremos hacer mucho más accesible y comprensible el mundo de las finanzas personales, la inversión y los criptoactivos, como Bitcoin, a todos, sin importar la experiencia previa.Moisés Santos, del equipo de Bitpanda España, recibe a un invitado en cada episodio y charlan sobre finanzas personales, Bitcoin, Ethereum y más criptoactivos, tecnología blockchain, NFT y muchos más términos que no tienen por qué ser complicados.Bitpanda es uno de los neobrokers más grandes de Europa y actualmente más de 3 millones de clientes confían en nosotros. Descarga la app para iOS y Android y empieza a invertir desde 1 € en los más de 1.000 activos que tenemos disponibles las 24 horas: cripto, acciones fraccionadas, ETF y metales preciosos. Síguenos también en Instagram y Twitter @bitpanda_es La inversión en criptoactivos no está regulada, puede no ser adecuada para inversores minoristas y perderse la totalidad del importe invertido. Es importante leer y comprender los riesgos de esta inversión que se explican detalladamente en bitpanda.com/es/inversiones/criptomonedas Bitpanda Stocks son contratos que replican acciones o ETF subyacentes y es un producto facilitado por Bitpanda Financial Services.

Running in Production

Running in Production
Hear about how folks are running their web apps in production. We'll cover tech choices, why they chose them, lessons learned and more.

Android Bytes (powered by Esper)

Android Bytes (powered by Esper)
Android Bytes (powered by Esper) is the podcast that dives deep into the engineering and business decisions behind the world’s most popular OS. https://www.esper.io Android powers over 3 billion devices worldwide and is the platform of choice for over a thousand companies. You’ll find Android on smartphones, tablets, watches, TV, cars, kiosks, and so much more. How does Google architect Android to run on so many form factors, and how do companies fork AOSP to make it run on even more devices? These are the kinds of questions the Android Bytes podcast considers each week. Join cohosts Mishaal Rahman and David Ruddock, two journalists with extensive knowledge covering the Android OS platform and ecosystem, as they speak to system architects, kernel engineers, app developers, and other distinguished experts in the Android space. Get in touch with us at Esper.io if you’re looking to use Android for your product — we have the experience you need.

El primer Black Friday, sin descuentos y con un gran fraude financiero

November 15, 2021 0:08:05 19.43 MB Downloads: 0

El primer black friday de la historia tiene poco que ver con los actuales. Ni ofertas, ni descuentos... el protagonista fue el mayor escándalo financiero del siglo XIX. Provocó uno de los mayores hundimientos del oro y de Wall Street de la historia.Pongámonos en situación. Hablamos del año 1869. Estados Unidos seguía en plena reconstrucción tras la Guerra Civil. Suponía un esfuerzo enorme por parte del Gobierno Federal. Los ingredientes perfectos para que buscavidas de toda clase se arrimaran al poder, con objetivos poco loables. Y ese fue el camino que siguieron los protagonistas de este fraude, Jay Gould y Jim Fisk, dos millonarios especuladores, con grandes intereses en el ferrocarril. Gould era considerado como el mayor genio financiero de su época, y también el empresario más odiado. Creó nuevas formas de manipular el mercado, reunir capital y acabar con sus competidores. Muchos de sus métodos son ahora una práctica estándar, mientras que otros estaban entre las primeras prácticas prohibidas por la SEC al entrar en vigor décadas después. Fisk, por su parte, tuvo un montón de trabajos antes de llegar al mundo de las finanzas. ¡Incluso en el circo! Sus éxitos como inversor siempre estuvieron ligados a los de Gould, del que ya no se separó hasta su muerte. Que no tardó mucho en llegar, ya que fue asesinado en 1972 por motivos que mezclan los negocios y el amor. Fisk fue conocido por su capacidad para corromper a funcionarios públicos, y también por financiar espectáculos de Brodway y a algunas de sus protagonistas.La unión de Gould y Fisk nace en su enfrentamiento contra Cornelius Vanderbilt, otro de los grandes millonarios de la época, por el control del tren entre Nueva York y el lago Eire. Una guerra en la que no dudaron en recurrir al fraude cuando fue necesario. Gould y Fisk eran el arquetipo de los denostados magnates del siglo XIX. Claro ejemplo de los 'robber barons', los barones ladrones, como se conocía a los empresarios estadounidenses que se enriquecieron recurriendo a métodos sin escrúpulos. Y en los que está inspirado el personaje del tío Gilito. En este caso, Gould y Fisk intentaron hacer fortuna con el mercado del oro, arrinconando el mercado al acumular metal para que el precio subiera. En plena reconstrucción, el Gobierno Federal, que había emitido moneda y deuda sin respaldar por oro, para financiar su deuda, se decidió a recomprarla con oro. Algo que había estado haciendo desde el final de la guerra. De hecho, había prometido pagar en oro o equivalente los bonos y monedas emitidas.Dado que la cantidad de oro era relativamente estable, el Gobierno tenía mucho poder para fijar el precio del oro, utilizando sus reservas. Y ese poder era al mismo tiempo su debilidad.Por eso Gould y Fisk decidieron atraer a su causa a Abel Corbin, un financiero, cuyo principal valor es que era cuñado del recien nombrado presidente, Ulysses S. Grant.Le utilizaron como 'lobbysta'. Aprovechaban cualquier acto social para que les acercase al presidente, al que le advertían de lo importante que era mantener alto el precio del oro, afirmaciones que contaban con el respaldo de Corbin. Además, lograron colocar como subsecretario del Tesoro a Daniel Butterfield, cuya misión era advertirles si el Gobierno pretendía vender sus reservas.Con todo en marcha, Gould y Fisk comenzaron a acumular oro desde agosto de 1869. Para ello, utilizaron sociedades interpuestas, junto a otras triquiñuelas, para evitar ser descubiertos. En pocas semanas, se desataba la locura con los precios del oro, mientras se especulaba con un grupo de inversores que estaba acumulando el metal, lo que era cierto.El 22 de septiembre, dos días antes de aquel primer viernes negro, Corbin advierte a Gould de que el presidente les había descubierto. En una vuelta de tuerca más, Gould no avisó ni a Fisk ni al resto de implicados, y se lanzó a vender todo el oro que pudo, aunque sin llamar la atención para no hundir su precio.La locura continuó dos días más, y se materializó el Black Friday. El oro, que en verano cotizaba a 132 dólares, había cerrado el jueves 23 en más de 144 dólares. Ese viernes llegó a alcanzar máximos de 200 dólares. Entonces Grant decidió actuar: inundó el mercado con las reservas de oro del Gobierno, y provocó un terremoto en Wall Street. El oro se desplomó en minutos hasta los 133 dólares. Un hundimiento del 33%. Y la renta variable se contagiaba del pánico, con un retroceso del 20%. En las materias primas la sangría fue aún más grave: algunos granjeros vieron como sus cosechas de trigo y maiz valían la mitad de un momento a otro. Numerosos inversores se arruinaron, incluyendo al propio Corbin.Las consecuencias económicas dudaron meses. Fueron un lastre para los negocios en todo el país, y mancharon la presidencia de Grant. Sus efectos se notaron incluso en Europa. Pese a todo, Gould logró sacar un buen pellizco con su fraude, y sus negocios con Fisk siguieron adelante. Los protagonistas salieron prácticamente indemnes. Y, por supuesto, ni pisaron la cárcel.

El analista que llamó basura a Robert Maxwell

November 08, 2021 0:08:49 21.2 MB Downloads: 0

A principios de los 90, Robert Maxwell era un todopoderoso magnate de la industria de los medios. Una figura intocable. Nadie se atrevía a criticarle. Salvo Derek Terrington, un analista, que emitió el informe con el que comenzó la caída del millonario. Y no solo fue una ofensa por su recomendación, que era "vender", sino por su título, muy simple, pero cruel: "No puedo recomendar una compra". En inglés, "Can't Recommend A Purchase". Inocente, salvo que te fijes solo en las iniciales: CRAP. Literalmente, basura, cagada, mierda. Podrido.La pequeña broma no le hizo ninguna gracia a Maxwell, que entró en colera, y exigió la cabeza del analista. Y se la concedieron. Así funcionaban las cosas en la City de Londres en aquellos tiempos. Así se las gastaba la maquinaria represiva del millonario británico. Y la recomendación quedó enterrada y sepultada."Lo desterraron. Su único crimen fue tener razón demasiado pronto". Así lo explicaba Édouard Tétreau, un autor imprescindible para entender cómo, a principios de los 90, se estaba gestando la burbuja de los medios de comunicación y las tecnológicas. "Nadie hablaba de ello, pero todos los brokers ingleses parecían haberse puesto de acuerdo: estaba prohibido contratar a Derek Terrington, ese tipo peligroso que escribe lo que le da la gana". Más allá del título, el informe, contundente, dejaba claro que Maxwell Communicatios era un globo tan inflado como vacío, que no tardaría en explotar. Las cuentas estaban llenas de incoherencias. Los balances no tenían sentido. Hablaba de un entramado complejo e intencionado, que tenía el objetivo de manipular el precio de las acciones.No hay que olvidar que esas acciones, esos títulos, eran la garantía de los grandes prestamos que los bancos le concedían al grupo Maxwell en su loca carrera por ganar tamaño. Incluyendo UBS, la institución para que la que trabajaba Terrington."En esa nota todo estaba escrito. No faltaba ninguna advertencia. Los inversores ya no podían hacerse los despistados", insistía Tétreau. El analista descubrió el pastel justo antes de que Maxwell Communications sacara a bolsa Mirror Group, la matriz del conocido periodico sensacionalista Daily Mirror. En noviembre de 1991 Maxwell fallece frente a la costa canaria, ahogado, en extrañísimas circunstancias. Estaba él solo de crucero en su yate, algo que nunca antes había hecho, y aún hoy no se sabe si se suicidó, si tuvo un accidente, si lo asesinaron o qué pasó. Recibió las condolencias de líderes mundiales como Gorbachov, Margaret Tatcher, George Bush... lo que deja claro su importancia y su poder.¿Qué hacía en Canarias? Con su grupo rodeado de escándalos, y entre acusaciones de fraude, malversación de fondos y desfalco, de relaciones raras con el Mossad... buscaba algo de calma y tranquilidad para encontrar soluciones. Y dinero.Porque Terrington tenía razón. La muerte del magnate solo hizo que acelerar el colapso de su imperio mediático.Antes, durante la década de los 80, había convencido a los bancos de que financiaran su expansión, y de que le ayudaran a convertir su pequeño y rentable negocio de impresión y publicación en un conglomerado global. Al estilo de Time Warner, o de la News Corporation de Rupert Murdoch. El apodado Capitan Bob, por su pasado militar, estaba muy bien relacionado políticamente. De origen checoslovaco, fue un hombre de ambiciones desmedidas, y usó sus periódicos para lograr todo lo que se proponía. O para dañar a los que se interponían en su camino. Le proporcionaban una gran influencia y capacidad para silenciar. Como señalaba el The New York Times en un artículo de 1991, ya rodeado de los escándalos, "siempre había operado sobre la base de que el resto de personas eran tontas".Maxwell tuvo que asistir a la espantada de su gente de confianza, porque ni ellos mismos se creían todo lo que veían. Era un especialista en mezclar sus negocios y sociedades privadas, con los de una compañía cotizada como Maxwell Communications. De hecho, muchos años antes, un juez que le había investigado por inflar las operaciones de su primera sociedad ya le retrataba: "era incapaz de distinguir entre el dinero de otras personas y el suyo".Maxwell ideaba acuerdos inflados entre empresas de su propiedad, y utilizaba dinero privado para elevar el precio de las acciones del grupo cotizado, que eran la garantía con la que podía obtener financiación de los bancos. Hacía ver que Maxwell Communications era una compañía sólida y con futuro. Y además se preparaba para colocar en bolsa el 49% de Mirror Gruop. Una operación con la que ingresó más de 450 millones de dólares, pero que también puso otro clavo en el ataud del conglomerado, porque esas acciones también tenían que ser sostenidas de forma artificial.En su constante huída hacia adelante, el magnate ideó operaciones financieras en el mercado de divisas, para ganar dinero que pudiera destinar a sus manipulaciones. Llegó a meter sus manos en los fondos de pensiones de sus compañías para que la bola de nieve siguiera rodando. Pero ya era tan grande e imparable como la arrogancia del propio Maxwell."Los bancos que financiaron todo esto deben tener un enorme sentimiento de culpa. Su credulidad sigue sorprendiéndome", declaró Derek Terrington en The New York Times. Algo que venía apostillado por otro analista que comentaba lo siguiente: "Los bancos hicieron algunos préstamos extremadamente tontos y van a perder mucho dinero". Pero así funcionan los bancos y los mercados cuando la confianza les ciega o los intereses cruzados no les permiten tomar las mejores decisiones.Una historia que parecía de dominio público pero que nadie se atrevía a denunciar, hasta que fue demasiado tarde. Un patrón que siempre se repite en las crisis de los mercados.

La historia de DuPont, entre la pólvora, la contabilidad y las polémicas

November 01, 2021 0:13:25 12.87 MB Downloads: 0

La historia de Estados Unidos no podría entenderse sin DuPont. Tampoco podría entenderse el concepto del sueño americano. Porque la historia de la compañía, nacida hace más de 200 años, está intimamente ligada a los grandes eventos que han definido a la sociedad norteamericana.Pierre Samuel du Pont de Nemours, un hugonote nacido en París en 1739, era un ambicioso economista, editor y político, cercano a la corte de Luis XVI, gracias a sus escritos y sus ideas sobre libre comercio. El rey le dio diferentes cargos, y contó con él para negociar el Tratado de París, por el que Inglaterra reconoció la independencia de Estados Unidos. En un primer momento, apoyó la revolución francesa, pero acabó defendiendo físicamente a Luis XVI y a Maria Antonieta durante el asalto a Tullerías. Fue condenado a la guillotina, pero se libró por la caída de Roberpierre. Emigró a Estados Unidos en 1799.Allí pudo aprovechar los contactos que había hecho durante la negociación del Tratado de París, sobre todo con Thomas Jefferson. Pero el protagonista de la compañía que lleva su apellido no es él, sino su hijo, Éleuthère Irénée, que fundó E.I. du Pont de Nemours & Company en 1802. Se lanzó cuando, estando de caza, se dio cuenta de que el mercado de la polvora, cara y de mala calidad, ofrecía gran potencial.Con capital francés y maquinaria importada de Europa, creó la primera fábrica, que producía polvora de tal calidad que logró grandes ventas desde el primer momento. Además, aprovechando la cercanía familiar con el Gobierno, comienza a venderle pólvora al ejército. Con el estallido de la guerra de 1812, las ventas se multiplican. A mediados del siglo XIX ya era la mayor proveedora de pólvora del país, gracias, en parte, a la fiebre del oro, las guerras contra los indios en la expansión hacia el Oeste, y los conflictos en los que se implica Estados Unidos. En la Guerra Civil, DuPont ya suministraba la mitad de la pólvora del ejército de la Unión.Pero el gran salto se produce con el cambio de siglo. A comienzos del XX dejan de centrarse solo en las actividades bélicas (aunque un acuerdo para fabricar y distribuir dinamita dispara sus ventas), y se expanden a nuevos sectores, creando dos laboratorios pioneros en investigación, que desarrollan nuevos productos como la celulosa o la laca. También comenzó a fabricar plásticos de nitrocelulosa, y se hizo con varias empresas para agregar nuevas líneas de productos como colorantes, pinturas, ácidos o químicos pesados.En los años 20 empiezan a apostar por el desarrollo de polímeros, un esfuerzo del que surgen algunos de los productos y patentes más importantes de su historia, como el nylon, el neopreno, el plexiglas o el teflón.También se introduce en la industria automovilística, al hacerse con un importante paquete de acciones de General Motors. Pierre du Pont llegó a presidir la compañía, hasta llevarla al liderazgo mundial. Tuvo que vender su participación por las leyes antimonopolio.Pero lo más relevante de la relación entre DuPont y General Motors tiene que ver con la contabilidad. Uno de los comerciales emitió un informe interno en el que proponía una fórmula sobre el retorno de la inversión, que aún hoy se conoce como Fórmula DuPont, y que con el tiempo se ha convertido en el famoso ROE, o retorno sobre el capital. Esta fórmula supuso un paso de gigante en la evolución de las empresas, que solo medían ventas y costes, sentando las bases de la gestión moderna.A pesar de la diversificación, los esfuerzos bélicos seguían siendo clave para la compañía. No obstante, las guerras era un campo de pruebas para sus nuevos productos. Eran proveedores para EEUU de productos para ruedas, paracaídas... y, por supuesto, de pólvora. Además, durante aquella época, participan en el Proyecto Manhattan para el desarrollo de la bomba atómica, con la construcción de instalaciones.El siguiente gran paso de la compañía se produce en los años 80, cuando entra en el negocio del petróleo, con la compra de Conoco. Aquella operación, que se convirtió entonces en la mayor fusión de la historia, aseguraba el acceso de DuPont al suministro de petróleo, imprescindible para elaborar sus productos. Fue clave, por ejemplo, para el lanzamiento de sus alfombras resistentes a las manchas, que se convirtieron en las más vendidas de Estados Unidos.En 1999, DuPont vendió su participación en Conoco, y entró en una nueva época empresarial, con la compra de una productora de semillas híbridas de maiz, convirtiéndose en una de las mayores productoras de plantas híbridas y modificadas genéticamente del mundo.En los primeros años del siglo XX vende o escinde algunos de sus principales negocios.La fusión con Dow Chemical Company, la otra gran química de Estados Unidos, fue el último gran cambio. El proceso se completa en 2017, y da lugar a una nueva empresa, valorada en 130.000 millones de dólares. El consejo de administración de ambas compañías decide separar el grupo en tres empresas independientes cotizadas en bolsa, cada una especializada en un campo: : una empresa de agricultura, llamada Corteva; una de ciencia de materiales, plásticos y otros químicos, que es Dow; y otra para los productos especializados, que es DuPont. Esta última incluye todo lo relacionado con la nutrición, la salud, la electrónica, las comunicaciones, y la seguridad y protección. En una historia de más de 200 años, DuPont no ha estado libre de polémicas. La más importante seguramente sea la del C-8, un producto utilizado para obtener teflón, y por la que fue denunciado por ocultar sus efectos: es un material cancerígeno, que puede provocar malfornaciones en el embarazo y otros problemas sanitarios. Tuvo que pagar millones de dólares en multas y compensaciones.También fue, junto a General Motors, la creadora y máxima productora de los CFC, una familia de sustancias dañinas para la capa de ozono. También tuvieron que enfrentarse a otra polémica por las presiones que ejercieron sobre una editorial para evitar la distribución de un libro ('Dupont, tras el telón del nylon'), que criticaba el papel de la familia Du Pont en la sociedad americana. Además de numerosas acusaciones a lo largo de la historia de fijación de precios en diferentes productos.Casi 220 años después, DuPont mantiene la sede en Wilmington, el mismo lugar en el que fue fundada. Da trabajo a casi 100.000 personas en todo el mundo, gran parte de ellos científicos e ingenieros. Y ha sido clave en la historia empresarial, para bien, y para mal.

Mister Cobre y la manipulación del mercado

October 25, 2021 0:06:32 15.7 MB Downloads: 0

A mediados de la década de los 90, si una empresa de Bangkok necesitaba cobre, podría tardar dos meses en recibirlo desde las minas de África. Salvo si se encargaba Sumitomo, el conglomerado japonés que podía lograr un envío en tan solo 10 días. Eran los reyes del mercado, pero todo colapsó en junio de 1996.El responsable fue Yasuo Hamanaka, el hombre que también les había llevado a dominar el mercado. Le apodaban 'Mister Cobre', o 'El señor del 5%', porque se especulaba con que ese era el porcentaje del mercado que controlaba.Puede parecer poco, pero en un mercado tan ilíquido como el del cobre, en el que el transporte entre el almacén y el punto de entrega es tan lento y caro (tanto que puede absorver todo el beneficio de una inversión), es una cantidad muy significativa. Sumitomo acumulaba una gran cantidad de cobre. En depósitos, en almacenes, en fábricas... pero también poseía numerosos contratos de futuros. 'El señor del 5%' utilizaba el tamaño del conglomerado y sus grandes reservas para arrinconar y exprimir el mercado. Lo hacía a través de la Bolsa de Metales de Londres (LME, por sus siglas en inglés), que al ser la mayor del mundo acababa dictando el precio mundial del cobre.Hamakana mantuvo ese precio artificialmente alto durante casi 10 años, disparando sus beneficios. En un mercado tan específico y complejo como ese, la mayoría de inversores y especuladores eran conscientes de que manipulaba el mercado. Y de que contaba con grandes participaciones, tanto en activos físicos como en futuros.Cada vez que un inversor intentaba operar en corto, Mister Cobre manteía sus posiciones, y acababa tumbando a sus rivales, porque tenía más recursos. Sus posiciones largas eran invencibles. Hamanaka también se beneficiaba de que la LME era bastante opaca, y no obligaba ni a tener informes de posiciones, ni estadísticas, ni nada. Así, los comerciantes podían saber que el precio era alto, e incluso muy alto, pero no sabían las cifras que manejaba Hamanaka ni el dinero que tenía en reserva. Al resto de inversores no les quedó más remedio que dejar que se saliese con la suya.La estrategia se empieza a desmoronar en 1995, cuando resurge la minería china, que dispara las reservas de cobre. Con el precio hinchado, el aumento de la oferta ejerció aún mayor presión para corregir los valores. Sumitomo estaba en apuros, porque aún tenía mucho cobre acumulado, y no tenía opción, porque ni podía vender rápido, ni ponerse corto. Y mientras Hamanaka buscaba la forma de mitigar las pérdidas, la LME y la Comisión de Negociación de Futuros de Materias Primas de EEUU (CFTC) comenzaron a investigar la manipulación del mercado mundial de cobre. El conglomerado japonés reaccionó apartando a Hamanaka. Y en cuanto Mister Cobre desapareció... los bajistas atacaron y hundieron los precios. El cobre se desplomó, y Sumitomo anunció pérdidas por valor de 1.800 millones de dólares -aunque meses después reconoció que alcanzaron los 2.600 millones-.La compañía acusó a Hamanaka de deshonesto, y aseguraban que sus acciones eran completamente desconocidas para los directivos de la compañía. También le acusaron de falsificar la contabilidad durante 10 años para ocultar pérdidas multimillonarias. En aquel mes de junio, la compañía descubrió un depósito bancario sospechoso, y el inversor reconoció haberlo escondido. Fue declarado culpable, y condenado a 8 años de cárcel, aunque se libró de la acusación de manipulación del mercado.Pese al despido, la reputación de Sumitomo se vio empañada. Nadie se creía que ignoraban el control de Hamanaka sobre el mercado del cobre. La compañía recibió multas por valor de más de 150 millones de dólares por manipular el mercado. A su vez, demandó a Merrill Lynch, UBS, Credit Lyonnays y Morgan Stanley por ayudar a Hamanaka. Llegaron a acuerdos extrajudiciales por más de 400 millonas de dólares.Tras el escándalo, la LME introdujo nuevos mecanismos de control, para evitar un acaparamiento en el mercado similar al de Hamanaka. Es muy difícil que hoy un actor logre una manipulación a largo plazo como la de Mister Cobre.

La semana de tres días como solución a la crisis energética

October 18, 2021 0:08:23 20.15 MB Downloads: 0

En los años 70, Reino Unido sufrió una crisis energética que recuerda a la actual. Con los precuios de la electricidad y el gas natural en máximos históricos, algunos británicos se habrán acordado de los sucedido entre 1973 y 1974. En aquel invierno, los problemas en el sector del carbón hicieron al Gobierno buscar fórmulas alternativas para racionar el consumo eléctrico. Y la rece fue la semana de tres días. El sector minero tenía un peso estratégico, y daba a los mineros poder e influencia. Con la inflación desbocada, y la crisis del petróleo apretando, los sindicatos empezaron a reclamar subidas salariales. El Gobierno se negó y agravó el choque, poniendo en peligro el suministro de carbón. En noviembre de 1973, los mineros recharazon la huelga, pero aprobaron prohibir las horas extra, para tratar de reducir la producción a la mitad.Ante el miedo de que las reservas empezaran a agotarse, el Gobierno conservador liderado por Edward Heath anunció un paquete de medidas a la desesperada, para reducir el consumo de electricidad. Y por encima de todas destacaba la 'Orden del Trabajo de Tres Días'. Esta norma contemplaba que, a partir del 1 de enero de 1974, el consumo de electricidad de la actividad comercial se limitase a tres días consecutivos por semana, prohibiendo a los comerciantes abrir más horas esos días. Los servicios esenciales, como hospitales, supermercados o imprentas de periódicos, quedaban exentos. Pero, por ejemplo, las televisiones tenían que dejar de emitir a las 22.30 de la noche, para reducir el consumo energético. Los bares y pubs fueron los establecimientos que más notaron esta medida, ya que se vieron abocados al cierre. Se prohibieron los partidos de fútbol que necesitasen iluminación eléctrica: los que se jugaban por la noche entre semana fueron aplazados a los fines de semana. Las partidas de cartas alrededor de un candil se volvieron a poner de moda. Hasta se dispararon las ventas de velas. Las restricciones se levantarían el 7 de marzo de 1974.La repercusión en la opinión pública fue notoria, convirtiéndose en un pulso entre mineros y Gobierno, pero con menor conflictividad en las calles. Como Boris Johnson ahora, el Ejecutivo se vio obligado a recurrir a los militares: promovió que transportasen el carbón y atendieran las centrales eléctricas. El principal representante sindical de los mineros fue muy crítico, y acuñó una frase: "No se puede excavar el carbón con bayonetas".En medio de esta situación, Heath convocó elecciones generales para febrero del 74. Y preguntó retóricamente a los votantes que quién gobernaba Reino Unido: el Ejecutivo o los mineros. El laborista Harold Wilson volvió al poder. Con un Gobierno en minoría, levantó la 'semana de tres días', subiendo enseguida el sueldo a los mineros. En octubre se celebraron nuevas elecciones, y los laboristas reforzaron su mayoría.La situación actual no es exactamente la misma pero, si sumamos los efectos laborales y comerciales provocados por el Brexit y la Covid, se pueden encontrar paralelismos. Así lo destaca Paul Donovan, de UBS. "Con el bajo suministro de gas en Europa, los precios han aumentado. Esto debería amortiguar la demanda, sobre todo de la electricidad, al cambiar el comportamiento de los consumidores de energía. Pero también puede provocar una versión actualizada de la semana de tres días", asegura.Y Donovan deja más claves. "Las oficinas son ineficientes, tanto desde el punto de vista económico como el medioambiental. La típica mesa de oficina estaba ocupada 24 horas a la semana antes de la pandemia, pero las luces se dejaban encendidas, y la oficina se calentaba durante mucho más tiempo", recuerda. ¿Qué paso con el confinamiento? Que el consumo de electricidad cayó más de un 10%.Ante la perspectiva de un invierno duro si las temperaturas bajan demasiado, y con los precios de la energía en máximos, ¿cambiarán los hábitos laborales? "Hay sectores en los que el trababajo híbrido implica que, por el momento, muchas personas acudan a la oficina dos o tres días a la semana. El aumento de los precios de la electricidad podría hacer que más personas teletrabajen desde su casa durante más tiempo en invierno, lo que reduciría un poco la demanda de la electricidad", sentencia Donovan. En principio, el actual Gobierno descarta que vayan a aplicar medidas tan drásticas como las de los 70. Pero habrá que ver si mantienen la misma postura cuando llegue el invierno.

Gregor Macgregor, el estafador que se inventó un país y vendió su deuda

October 11, 2021 0:12:06 29.07 MB Downloads: 0

Gregor MacGregor era un escocés que en el siglo XIX se inventó un país ficticio, al que llamó Poyais, y perpetró un fraude con sus bonos por valor de 1,3 millones de libras de entonces, que hoy equvaldrían a unos 3.600 millones. Se le acabó conociendo como 'el rey de los estafadores'.Entró en la armada británica con tan solo 16 años, y ascendió rápidamente en el ejército. Fue enviado a la península ibérica a luchar contra los franceses, primero en Gibraltar y luego en Portugal. Su obsesión con el rango y con las medallas le hizo muy impopular entre los soldados. Y un enfrentamiento con un superior provocó que fuera invitado a abandonar el ejército. Quiso la suerte que, ya sin él, su batallón hiciera un gran trabajo en el país luso, que le llevó a ganar fama internacional. Y pese a que MacGregor no estaba presente, presumía de ese logro. En su vuelta a Edimburgo, se hacía llamar Coronel, o Sir, y paseaba en llamativos carruajes. Pero ni siquiera estas mentiras le permitieron ganar status social, por lo que emigró a Londres con su familia, donde su mensaje falso sí que le ayudó a ganar cierta respetabilidad.Pero en 1811 su mujer, de buena familia, falleció, perdiendo así su principal fuente de ingresos y de influencias. No sabía qué hacer con su vida. Coincidió esta crisis vital con el paso por Londres de Francisco de Miranda, general revolucionario venezolano, que fue recibido con grandes halagos. Al ver el trato que le daban, pensó que si se iba a América a combatir podría ganar fama y ser recibido igual en su vuelta a casa. Y allá que se fue.Conociendo a Miranda, haciéndose pasar por Sir, presumiendo de los logros de su batallón en Portugal... al llegar a Venezuela le dieron el cargo de coronel y pusieron un batallón bajo su mando. Sumó algunos triunfos, y con su conocimiento de tácticas europeas logró mejorar la disciplina de las tropas. Estuvo 4 años combatiendo contra los españoles, y demostró verdadera habilidad militar. El propio Simón Bolívar le escribió una carta agradeciéndole los "prodigiosos servicios prestados al país".MacGregor recibe una misión especial de Bolívar. Irse a Estados Unidos y liberar Florida, para frenar el apoyo a los realistas en Venezuela. En 1817, conquistó la Isla de Amelia, en la costa de Florida. Sin embargo, Estados Unidos consiguió anexionarse la isla y pactar con los españoles la cesión. En una última escaramuza militar, llega a Colombia a luchar a la isla de San Andrés. Sale mal, y acaba llegando a la costa de la actual Honduras. Y comienza su historia como estafador a gran escala. Básicamente, desembarca en Costa de Mosquitos, un territorio del que se habían ido prácticamente todos los colonos europeos, por su insalubridad y su poco potencial económico. Solo quedaban nativos. A su vuelta a Londres, en 1821, asegura que Jorge Federico Augusto, rey de Mosquitos, le ha nombrado cacique de Poyais, un territorio mayor que Gales, presuntamente rico en recursos naturales, pero sin desarrollar. La realidad es que había comprado el terreno a cambio de joyas y ron, pero ni le había dado el cargo ni eran tierras apropiadas para la agricultura y la ganadería.Las promesas de riqueza del militar, junto con la fama que le precedía, caló. Y MacGregor consiguió vender bonos de un país que no existía. Y no solo eso, sino que organizó expediciones de colonos. El timador escocés aprovechó un clima propicio tras la derrota de Napoleón, con la economía británica creciendo. Como consecuencia, el Gobierno conseguía emitir deuda a intereses cada vez más bajos, que rondaban el 3%. En estas circunstancias, los inversores comenzaron a buscar opciones con mayores rentabilidades. Primero, pusieron sus ojos en países como Rusia, Prusia o Dinamarca. Otros apostaron por las minas. Pero había una nueva inversión muy atractiva: todos aquellos países que surgieron del colapso del imperio español.Y de esa moda se aprovechó MacGregor. En 1822 colocó unos bonos de Poyais con rendimientos del 6%, el doble de lo que ofrecían los británicos. Aunque no existía ningún registro del país, las promesas hicieron su efecto, ayudadas por una campaña de publicidad enorme, que incluyó anuncios en prensa, panfletos, libros e incluso una canción que comenzó a sonar por las calles de Londres, Edimburgo y Glasgow.MacGregor prometió de todo a sus inversores: los nativos no solo eran pacíficos y amables, sino que amaban a los británicos. La situación geográfica del nuevo país era inmejorable y su tierra era muy fértil, con facilidad para cultivar tabaco y azúcar. Había abundante agua. Oro. Incluso las cosechas de maíz se recolectaban tres veces al año, cuando en el resto del mundo conseguir dos ya es muy bueno. Creó su propia moneda (el dólar de Poyais) una bandera, himno, y un mapa detallado (y falso).Pero el fraude no se quedó ahí. Aunque obtuvo financiación en Londres, se dirigió a su tierra natal, Escocia, para buscar colonos. Allí se encontraba una banca muy desarrollada, que permitía el acceso a financiación a mucha más gente. Un contexto perfecto para MacGregor, quien comenzó a vender tierras del país ficticio. Consiguió llenar 7 barcos con un total de alrededor de 250 colonos, que partieron hacia América entre 1822 y 1823. Obviamente, el fraude se descubriría pronto.A finales de 1822 llegaron los primeros colonos al reino ficticio y se dieron de bruces con la realidad. Allí no había puerto, ni infraestructuras ni nada parecido a lo prometido por MacGregor. Tan solo unos indígenas, que es verdad que no eran hostiles, pero tampoco esos amantes de los británicos que pretendía el estafador.No tuvieron más remedio que intentar adaptarse, pero pronto comenzaron las peleas y las muertes. Un barco les rescató y llevó a Belice, pero la malaria y la fiebre amarilla se cobraron su peaje: finalmente fallecieron dos tercios de los pobladores. Londres actuó y mandó a la marina al rescate de las cinco naves que estaban de camino a Poyais.En el otoño de 1823, con todo el timo destapado, MacGregor huyó a París. ¡Lo increíble es que allí logró repetir la estafa! Encontró nuevos inversores y nuevos colonos. Pero las autoridades francesas fueron más diligentes que las británicas, y en cuanto hubo peticiones de pasaportes, iniciaron una investigación que acabó con el arresto del escocés en 1825. En el juicio fue absuelto, gracias a la pericia de su abogado, y volvió a Londres.De manera más increíble, intentó una nueva colocación de bonos de Poyais, para intentar pagar a los inversores iniciales, es decir, iniciar una estafa piramidal. Pero ya no coló, y tuvo que volver a Edimburgo. Perseguido por sus estafados, tuvo que emigrar a Caracas, donde murió en 1845, a los 58 años de edad, aunque antes fue condecorado, nacionalizado y recibido con honores. Fue enterrado en la Catedral de Caracas.

El hombre más rico de la historia y la primera vivienda social

October 04, 2021 0:06:35 15.82 MB Downloads: 0

Jeff Bezos, Elon Musk, Bill Gates, la familia Arnault... son las personas más ricas del mundo, con fortunas que superan los 100.000 millones de dólares. Pues bien, su capital palidece si se compara con el que poseía Jakob Fugger, considerado por muchos el hombre más rico de la historia. Llegó a amasar una fortuna que, al cambio, llegó a alcanzar los 400.000 millones de dólares. Más del doble que la de Bezos.Y aún así, lo más probable es que ni siquiera hayas oído hablar de este banquero alemán que vivió entre los siglos XV y XVI. ¿Por qué? En primer lugar, precisamente por ser alemán. No llegó a ser conocido en el mundo angloparlante, hasta hace poco apenas había nada escrito sobre él en inglés, y eso limitó mucho la difusión de sus logros.Y por otro lado, porque era una figura bastante gris. No tenía ambiciones políticas. No construyó ni grandes edificios, ni palacios, ni catedrales... No fue mecenas de ningún gran artista de la época. Apodado el Rico, no se mataron buscando el nick, fue un comerciante y banquero que dominó las finanzas europeas. Subvencionó guerras y reyes, entre ellos la elección del emperador Carlos I de España y V de Alemania. De marcada fe católica, ordenó y financió la creación de un complejo de vivienda social en su ciudad natal, y de paso así salvar su alma. Su construcción se finalizó en 1523 y constaba de 52 casas. Y seguramente este sea su gran legado.¿Un proyecto social de 50 casas? Pues sí. Es probablemente el primer proyecto de vivienda social de la historia. Y en él, los residentes siguen pagando la misma renta que desde su fundación en 1516: 0,88 euros al año. Es el complejo residencial Fuggerei, una villa medieval en el corazón de la ciudad alemana de Augsburgo, en Baviera. Y que recibe el nombre por su impulsor.Por decreto, el financiero decidió que la renta anual sería de 1 florín renano para siempre, al cambio 0,88 euros. Pero también estableció unas peculiares condiciones que todavía rigen: ser católicos, rezar tres veces al día (un Padrenuestro, un Ave María y un credo) por la familia Fugger, tener más de 60 años, haber vivido al menos dos años en Augsburgo y haber caído en la indigencia sin deudas.Fuggerei está formado hoy en día por cerca de 70 casas para unos 150 apartamentos, cada uno de entre 45 y 65 metros cuadrados, con cocina, recepción y dos habitaciones, y las viviendas que dan a la calle tienen incluso un pequeño jardín.El complejo fue ampliado en sucesivas ocasiones y ya incluye una iglesia, una fuente, un colegio e incluso un pequeño museo. A pesar de que en la II Guerra Mundial también fueron objeto de bombardeos, la reconstrucción se hizo respetando el espíritu original, manteniendo el aire de la época en la que fueron construidos. Como curiosidad, el complejo está vallado y, como en tiempos medievales, cierra sus puertas por la noche. Los residentes se turnan para vigilar las entradas y para multar a aquellos que aparecen más tarde de las 10 de la noche con unas sanciones que rondan entre los 50 céntimos y el euro dependiendo de la hora de llegada.A pesar de las condiciones (que incluyen también realizar tareas para la comunidad como cuidar el jardín o en la iglesia), vivir en Fuggerei está muy demandado, y la lista de espera es actualmente de unos cuatro años. Muchos de los residentes son viudas sin ahorros que con sus bajas pensiones no pueden afrontar un alquiler de varios cientos de euros. Maria Mayer, una de las afortunadas, aseguraba en un reportaje de The Wall Street Journal que obtener uno de los apartamentos fue "como si me hubiera tocado la lotería".La peculiaridad de la villa ha hecho de ella un atractivo turístico, y cada año se estima que recibe unos 200.000 visitantes que pagan 4 euros por dar un paseo por el puñado de calles que forman el complejo. Mientras, la familia Fugger trabaja por mantener el legado 20 generaciones después, y la fundación que lleva su nombre sigue gestionando Fuggerei. El imperio que creó Jacobo el Rico, sin embargo, es mucho más pequeño, lastrado, entre otras cosas, por las sucesivas bancarrotas de España.

El imperio financiero del bisabuelo de Yoko Ono

September 27, 2021 0:07:44 18.55 MB Downloads: 0

Hijo de samurái, emprendedor, magnate financiero del Japón imperial, bisabuelo de Yoko Ono, asesinado por un fanático nacionalista... la biografía de Zenjiro Yasuda es muy interesante y sirve para entender cómo se desarrolló el mundo empresarial japonés y como es hoy en día. De origen humilde, fue fundador de uno de los cuatro zaibatsu más importantes en el Japón imperial del siglo XIX. Zaibatsu es como denominan a los conglomerados empresariales o industriales, y el suyo es el antecesor de lo que hoy es el gigante Mizuho Financial. Y más allá de Yoko, Yasuda tiene una 'conexión' especial con John Lennon.Yasuda nació en el seno del clan del mismo nombre, hijo de samurái pobre, en la localidad de Toyama, en el centro de Japón en 1838. Con 17 años, se trasladó a Edo (lo que hoy es Tokio) y comenzó a trabajar de aprendiz en una casa de cambio. Con 26 años, abrió su propio negocio, llamado Yasuda-ya (Casa de Yasuda) y consiguió hacer dinero con bonos, depósitos y otros productos, convirtiéndose en uno de los financieros más conocidos de la capital japonesa.Yasuda también ayudó en la recolección de impuestos al gobierno del shogunato (gobierno militar) Tokugawa. Cuando en 1868 comenzó la Era Meiji con la reinstauración del emperador, Yasuda siguió prestando servicios financieros al gobierno. Y es en ese periodo en el que logró montar su imperio, del que ha pasado a la posteridad como una de las figuras más ilustres. Pronto comenzó a labrarse una carrera, enriqueciéndose con el dinero depreciado que el gobierno cambiaba por oro. En 1880 creó su propio banco, el Yasuda; y la primera compañía de seguros de vida, que hoy en día se conoce como Meiji Yasuda Life. Pero como realmente aprovechó la época de la modernización fue creando su propio zaibatsu, un conglomerado financiero-industrial.Los zaibatsu son clave para entender la economía de Japón a finales del siglo XIX. De manera similar a los grandes magnates de EEUU, eran grandes corporaciones que controlaban amplios sectores de la actividad económica, gracias a su cercanía al gobierno, y que han logrado sobrevivir hasta nuestros días. Tras la II Guerra Mundial, muchos fueron troceados por los ocupantes norteamericanos, pero han sobrevivido de una forma u otra. De hecho, los cuatro grandes de la época han dado lugar a los tres grandes megabancos japoneses: Sumitomo Mitsui, Mitsubishi UFJ y el propio Mizuho.Pero no solo han quedado bancos. Las empresas que forman parte de los grandes grupos herederos de los zaibatsu copan la bolsa japones. Mitsui es dueño de marcas como la cerveza Sapporo, tiene grandes intereses farmacéuticos y químicos, y además controla los centros comerciales Mitsukoshi; Mitsubishi, además de los coches, controla las cervezas Kirin y Asahi, las cámaras Nikkos, y tiene intereses en el sector naval, la minería o el papel; mientras que Sumitomo es dueño de Mazda, NEC y empresas de acero, madera, química y otras industrias.Fue uno de los financiadores de la guerra ruso-japonesa, al comienzo del siglo XX. Poco después, en 1913, fusionó diversas entidades bajo su control para dar forma definitiva a lo que sería Yasuda Bank.Pero la suerte de Yasuda se acabó tras la I Guerra Mundial, que provocó graves problemas económicos en Japón, sobre todo por la burbuja creada por la guerra. Sumido en la deflación, con un crash bursátil en 1920, y una crisis financiera en 1927, la depresión fue la protagonista de la década. Sin embargo, Yasuda no llegó a ver esta crisis, ya que en 1921 fue asesinado por un fanático nacionalista, en un suceso que conmovió a la sociedad japonesa. La ola nacionalista, que desembocaría en la participación de Japón en la II Guerra Mundial, acusaba a los capitalistas de todos los males del país, y también de haberse beneficiado económicamente de las guerras.Para la anécdota queda que su bisnieta sea Yoko Ono, mujer de John Lennon. Aunque la conexión parece más que una mera casualidad. En una entrevista hace unos años, la viuda del mítico Beattle recordaba que en uno de sus viajes a Japón en los 70, John cogió una revista sobre gente importante en la historia del país. ¡Y allí estaba el bisabuelo de Yoko Ono!Ella le contó la historia de su ancestro, y cómo había rechazado ser noble. Algo parecido a lo que había hecho Lennon, que unos años atrás había renunciado a ser Sir por el rol de Reino Unido en Biafra y su apoyo a Estados Unidos en Vietnam. De repente, el cantante dijo: "Ese hombre soy yo en una vida pasada"."Se lo sacó de la manga", recordaba Yoko. "Yo le contesté, no digas eso, porque fue asesinado". El 8 de diciembre de 1980, John Lennon fue asesinado en su casa, como Yasuda.

Trenes, sobornos y una quiebra detrás del primer Jueves Negro

September 20, 2021 0:07:45 14.88 MB Downloads: 0

Fue el primer Jueves Negro antes de "el Jueves Negro". Fue la primera Gran Depresión antes de "la Gran Depresión". Un pánico en Wall Street que forzó al cierre de la bolsa, causado por una burbuja ferroviaria (no era la primera del siglo XIX, ni mucho menos), y con todos los ingredientes habituales: exceso de especulación, sobreendeudamiento y la chispa del colapso de un banco. Hablamos del 18 de septiembre de 1873.Las crisis provocadas por el ferrocarril fueron una constante en el siglo XIX, como recordaba no hace mucho la Reserva Federal de Nueva York: fue el siglo de los trenes, al menos en cuanto a burbujas y pánicos bursátiles. Las crisis de 1837 y 1857, por ejemplo, se pueden achacar directamente a un exceso de inversión en ferrocarril, que mal dirigida, acaba poniendo en duda la salud del sistema financiero al completo. Y en la crisis de 1873 pasó lo mismo, pero esta vez con consecuencias más grandes: provocó la recesión más larga de la historia de Estados Unidos.En una situación que puede recordar a la vivida con Lehman Brothers en 2008, fue el hundimiento de un banco el que desencadenó el pánico. Jay Cooke & Co era una entidad que hizo fortuna con los bonos de la Guerra Civil. Con el dinero ganado hizo agresivas inversiones ferroviarias. La más destacada era un trazado que tenía que unir Seattle con Duluth, en Minnesota, siguiendo el borde de la frontera con Canadá. Más de 2.500 kilómetros.El proyecto se fue a pique. Por un lado, por la mala gestión, pero por otro, por la estafa de Credit Mobiliar, que no tenía nada que ver con el proyecto, pero que tuvo importantes consecuencias para todo el sector. El escándalo se destapó en 1872, y provocó una reacción en contra del Gobierno, que se volvió mucho más reacio a seguir financiando la expansión del ferrocarril.Ante esta situación, Jay Cooke & Co sabe que su proyecto ya no tiene futuro. Se suma, además el difícil entorno internacional. En Europa, el colapso de la bolsa de Viena en 1873 provoca la primera gran crisis económica internacional. Pero el problema más grave para el banco llega desde Alemania. La entidad confiaba en los inversores germanos para cubrir los problemas de financiación en su país, ya que llevaban más de una década invirtiendo en bonos y acciones ligadas al ferrocarril en EEUU.Pero la liberalización de la economía alemana, junto con una burbuja inmobiliaria que se vivió en gran parte de Eurupa, provocó que esos inversores dejaran de mirar a Estados Unidos.Fue el golpe definitivo para Jay Cooke & Co, que seguía perdiendo dinero sin control. Finalmente, aquel 18 de septiembre de 1873, suspendió las retiradas de depósitos en sus oficinas de Nueva York y Filadelfia. Y se desató el pánico. Como recordaba el The New York Times de aquel día: "Decir que la calle se puso nerviosa sería dar solo una imagen endeble de los sentimientos que afloraron. Los brokers se quedaron totalmente atónitos por un momento, y entonces hubo una carrera generalizada para notificar la quiebra... Algunos hombres que se habían arruinado juraron, otros lloraron, otros salieron a la calle sin decir palabra, otros hablaban alegremente de sus problemas y se marchaban a intentar pedir dinero a sus amigos".El New York Tribune aseguró que "se elevó un grito monstruoso que literalmente hizo parecer que el edificio temblaba". Fue el primer Jueves Negro de la historia financiera, aunque luego sería eclipsado por el del 24 de octubre de 1929. La bolsa de Nueva York cerró, y el pánico financiero pareció, por un momento, controlado.Pero el hundimiento de Jay Cooke & Co provocó un efecto dominó que se llevó a otras entidades, quebraron empresas y el desempleo se disparó. Los problemas fueron de tal magnitud que entonces se le llamó la "Gran Depresión". El pánico financiero que pocos meses antes había llegado del Viejo Continente, volvió con fuerza a Europa, que se contagió y vivió su propia parte de depresión, siendo especialmente dura en Inglaterra. Y duró hasta la primavera de 1879, al menos en EEUU, 65 trimestres de contracción. Ni siquiera la crisis provocada por el crac del 29 fue tan grande.

El panadero canadiense que creó Primark

September 13, 2021 0:08:08 15.62 MB Downloads: 0

Todo el mundo conoce Primark, el gigante de la moda a bajo precio. Menos gente conoce Associated British Foods, su matriz. Y menos aún a Willard Garfield Weston, el hombre que creó el actual imperio que triunfa vendiendo tanto camisetas baratas como pan.Aunque el gran éxito de la compañía es bastante reciente, el origen de la marca data de 1969. Aquel año, Weston contrató a Arthur Ryan, un sastre irlandés, para lanzar una cadena de tiendas de ropa barata. Y empezarón por Dublín. La primera tienda, abierta ese mismo año, se llamaba Penneys, nombre que mantiene en la actualidad. Pero al dar el salto a Inglaterra no pudieron mantener la denominación, ya que sus derechos pertenecían a la americana JC Penney. Ahí es donde nace Primark.Ryan, el sastre, se mantuvo al frente de la cadena de ropa hasta 2009. Pero lo realmente interesante es la historia de Garfield Weston, un panadero que transformó el negocio de su padre en un imperio alimenticio, y que ya al final de su vida decidió apostar por la ropa, una línea que hoy supone el 40% del negocio del grupo.Weston nació en Toronto, en 1898, hijo de un emigrante inglés que había abierto su primera panadería en 1882. El éxito de aquel obrador le permitió expandir su negocio, tanto con nuevos productos (como bollos, pasteles o galletas), como territorialmente, llegando a tener presencia en todo Canadá. Su punto fuerte era la modernización de las panaderías, intrudiciendo maquinaria industrial, que le permitía dominar el mercado gracias a que ofrecía precios más competitivos.Garfield había empezado a trabajar en la empresa familiar en 1916, en la fábrica de galletas, limpiendo y en el mantenimiento de los equipos. Pero un año después se va a Europa, a combatir en la Guerra Mundial. Y aquella experiencia marcaría su futuro y el de la compañía. Durante su paso por Inglaterra conoció la repostería británica, y recorrió sus famosas fábricas de galletas. Estaba convencido de que podrían producirse y comercializarse en Canadá con éxito.Cuando regresa a casa en 1919, descubre que su padre estaba a punto de vender la empresa por los problemas económicos provocados por la guerra. Pero le convenció para que diese marcha atrás en su idea, y no solo eso, sino que importase maquinaria británica y comenzara a fabricar y vender respostería inglesa.Poco después, en 1924, su padre fallece y Garfield se hace cargo de la empresa familiar, con apenas 26 años de edad. No tarda en mostrar una gran habilidad en el mundo de los negocios, incluso mayor que la de su padre. Comenzó a comprar a otras compañías del sector, incluso durante la Gran Depresión. Aprovechó los problemas económicos de mchas de ellas para hacerse con sus empresas y sus fábricas a bajo precio.En 1933 dio un paso más, al comprar un fabricante de galletas escocés, con un doble objetivo: entrar en el mercado británico, y dar salida a los excedentes de trigo de Canadá, que en aquel momento era la principal exportación del país. Al final de esa década ya contaba con 30 "panaderías", que daban trabajo a miles de personas.En esa década de los 30 Garfield no solo trasladó sus intereses económicos a Reino Unido, sino que él mismo se mudó allí con su familia. Estaba muy implicado y llegó a ser miembro de la Cámara de los Comunes. Se mantuvo en Londres incluso durante la II Guerra Mundial, a pesar de los bombardeos sobre la ciudad. Finalizada la guerra, es cuando Weston empezó a construir su imperio empresarial, con una mayor diversificación. Venta al por mayor, supermercados, restaurantes, helados, papel, chocolate, café y té formaban parte del entramado de empresas. La rama británica cambió su nombre al actual, Associated British Foods, en 1960. Cuatro años más tarde ya era la mayor panadería del mundo, una de las mayores molinera y una de las mayores cadenas de supermercados de Reino Unido. Y ahí es donde entra en juego la contratación de Arthur Ryan, el sastre irlandés que recibió el encargo para crear la cadena de ropa.

El chacal que estafó a Wall Street con falsas minas de oro

September 06, 2021 0:07:25 14.25 MB Downloads: 0

La historia de Wall Street está salpicada de fraudes y estafadores. Madoff, Ponzi, Ebbers, Belfort... son algunos de los nombres que se nos vienen a la mente. Pero antes de todos ellos estuvo George Graham Rice, uno de los supervillanos más conocidos del distrito financiero de Nueva York. Conocido como El Chacal, perfeccionó el arte de la estafa en la bolsa. Y no tuvo reparos en escribir un libro mientras estaba en prisión contando su experiencia. Lo tituló 'Mis aventuras con tu dinero'.Nació en 1870, en el seno de una familia de clase media de Nueva York. Su nombre original era Jacob Simon Herzig, aunque después se lo cambiaría. Fue un maestro de las relaciones públicas, un charlatán, como esos que recorrían el viejo oeste ofreciendo elixires mágicos o aceite de serpiente. Y con estos ingredientes, se aprovechó de dos de las principales modas que recorrían Estados Unidos a principios del Siglo XX: la fiebre del oro y el ansia por hacerse rico en poco tiempo en Wall Street.De hecho, sus inicios como estafador fueron en su ciudad natal, ya de adolescente: robaba dinero del negocio de pieles de su propia familia, por lo que acabó con sus huesos en un reformatorio.No fue la última vez que lo encerraron, claro. Aún con su primer nombre, acabó en la cárcel por falsificar cheques. Después inició un negocio de apuestas por correo, y un periódico con consejos para las carreras de caballos en 1901. Manipulados y falsificados, claro. Llegó a ganar 1,5 millones de la época. Le volvieron a acusar de fraude y le cerraron el negocio.Arruinado, y tras cambiarse de nombre (lo de George Graham Rice se lo copió a un compañero de celta), se estableció en una pequeña ciudad de Nevada. Un lugar perfecto para sus planes, ya que pronto comenzó a promover las minas de oro en el Estado.Para apoyar su actividad creó una agencia de publicidad y también un periódico. Otra vez. Sabedor de la importancia de la publicidad para lograr reputación y facilitar sus tejemanejes, se unió con un famoso comediante de la época, e incluso logró que la novelista Elinor Glyn visitara una mina. Y de verdad que hizo dinero. Su fortuna llegó a alcanzar los 100 millones de dólares en 1925, especulando con acciones de las compañías mineras en Wall Street. Estaríamos hablando de unos 1.400 millones de hoy. Sin escrúpulos, las promovía a través de brokes fraudulentos, sabiendo que apenas tenían oro, y se aprovechaba de la fiebre para vender la mayor cantidad posible. Tampoco tenía reparos para ponerse 'corto' cuando descubría que las empresas que promocionaba no valían nada.Su teatralidad estaba muy cuidada. Contrataba a trabajadores para sus minas ficticias, alquilaba maquinaria y fingía trabajos en terrenos que nunca serían minas. El objetivo eran las fotos y la atracción de posibles inversores. No escatimaba en recursos. Llegó a organizar una falsa huelga de empleados, incluyendo la quema de algunos edificios, para salir en los periódicos del magnate William Randolph Hearst.Hacia 1908 su fraude con las acciones de las mineras estaba acabado, pero el legado fue impresionante: más de 2.000 empresas constituidas y más de 200 millones de dólares de los inversores. Dinero que perdieron prácticamente en su totalidad. "Se extrajo más oro de los bolsillos de los especuladores que de Nevada", dijo el propio Rice en sus memorias.El estafador no tenía remordimientos. "Fue una orgía de manipulación del mercado y desplume que no tuvo parangón en la historia", decía. "Como boom de las acciones mineras, fue un éxito vertiginoso, lleno de fuego y explosiones hasta el último climax", presumía en su libro.A pesar del fraude, pudo continuar con sus estafas en Nueva York, estableciendo presuntas casas de corretaje que escondían negocios de apuestas, por ejemplo. A veces, a través de testaferros y otras con su propio nombre, como cuando creó la Rice Oil Company, aprovechando su fama como exconvicto. Por supuesto, volvió a estafar a los inversores. Y el único que obtuvo beneficios de esta petrolera ficticia fue él.Para algunos, Rice fue el padre de los denominados penny stocks: valores que cotizan por debajo de un dolar, y que habitualmente son un campo minado para especuladores y sujetos a gran volatilidad. Similar a los denominados chicharros en España.Como todo personaje de aquella época, entró en política, aunque con escaso éxito. Mientras que sus visitas a prisión siguieron siendo frecuentes. La leyenda dice que incluso llegó a compartir encierro con Al Capone.En definitiva, fue uno de los grandes estafadores de la época en Estados Unidos. Su nombre salió en numerosas ocasiones cuando se creó el regulador bursátil en 1933, en un momento en el que acababa de volver a prisión. A pesar de su dominio de las relaciones públicas, murió casi en el total anonimato en 1943.

El pueblo que se hizo millonario gracias a Coca Cola

July 26, 2021 0:06:49 13.09 MB Downloads: 0

Quincy es un pequeño pueblo del norte de Florida que no llega a 7.000 habitantes. En apariencia, uno más de los cientos de miles que hay en Estados Unidos. Pero esconde una historia bursátil muy curiosa, que le llevó a ser el más rico del país. Y que aún hoy cuenta con más de medio centenar de millonarios. Y todo gracias a Coca-Cola, y a un banquero con buena vista.El protagonista es Mark Welch Munroe, también conocido como Mr. Pat o Daddy Pat. Se trataba de un banquero local que decidió invertir en Coca Cola cuando salió a bolsa en 1919, a un precio de 40 dólares por acción.Poco después, por un conflicto con sus proveedores de azúcar y con las empresas embotelladoras, los títulos cayeron a menos de la mitad, a 19 dólares. Pero eso no frenó a Pat, que siguió invirtiendo. Era consciente de que todo el mundo, por muy difíciles que fueran las circunstancias, quería tomar una Coca Cola.La clave llegó poco después, en 1922. Tras una gran cosecha de tabaco, que era el principal cultivo de la zona, Munroe aconsejó a granjeros y vecinos que invirtieran en Coca Cola. Incluso llegó a prestarles dinero para tal objetivo. Fueron muchos los que siguieron su consejo. Y siguieron invirtiendo durante años.Cuenta la leyenda que, durante la gran depresión, Munroe se dio cuenta de que muchos inversores se rebuscaban en los bolsillos en busca de las últimas monedas para comprar una Coca Cola. Un capricho para aliviar las penas de su ruina.Era tal la situación que con la economía arrasada, el desempleo disparado, la bolsa hundida y el valor de las empresas por los suelos... las ventas de Coca Cola apenas cayeron un 2% trasa el crack del 29.A eso hay que sumar que se trataba de una empresa solvente, sin deudas, y con más de 6 millones de dólares en efectivo. Esta situación le permitió seguir pagando sus dividendos en todo momento. Y para mucha gente de Quincy, esta fue su salvación.Poco después, cuando la economía empezó a recuperarse y los precios de las acciones de Coca Cola se dispararon, fue cuando Quincy se convirtió en el pueblo con mayor riqueza per capita de Estados Unidos. Y al menos 67 personas se convirtieron en millonarios, amasando fortunas importantes que luego heredaron sus hijos y sus nietos.

Hegestrato y Zenotemis y la primera estafa al seguro

July 19, 2021 0:06:56 13.32 MB Downloads: 0

🇬🇷Los antiguos griegos fueron pioneros en muchos ámbitos. Y las finanzas y el fraude, tantas veces ligados, no son una excepción. Esta es la historia de Hegestrato y Zenotemis, y de la estafa financiera que perpetraron en el siglo cuatro antes de Cristo, tratando de aprovecharse de lo más parecido al seguro que tenían en aquella época. Es la primera acción de este tipo de la que tenemos constancia.🛳️Hay que empezar explicando cómo se regulaba el comercio y el derecho marítimo de entonces. Y el conocido como préstamos a la gruesa ventura. Este tipo de créditos funcionaban como un seguro para los mercaderes: un prestamista les adelantaba un dinero, ya fuera para la carga o para afrontar posibles reparaciones durante el trayecto. Al llegar al puesto, el prestatario devolvía el dinero más los intereses. Y si el viaje fallaba, ya fuera por la piratería o porque el barco se hundía, no había que devolver el dinero.📦En cierta manera, suponía utilizar el barco y la mercancía como garantía del préstamo. Pero el fraude parecía simple. Bastaba con defender que tu barco había naufragado para no devolver el dinero. Y no eran pocos los casos en los que las naves se escondían en puertos extranjeros. Conscientes de este riesgo para los prestamistas, no extraña que las primas de estos seguros fueran elevadísimas, llegando al 25 o 30% de interés. Y con el tiempo, los contratos empezaron a incluir cláusulas que doblaban la prima a pagar si las embarcaciones eran descubiertas flotando en algún lugar.Como en cualquier seguro, la prima dependía de varios factores: el trayecto, el barco, la carga o el propio capitán.💶En ese contexto tenemos a Hegestrato y Zenotemis, amigos y originarios de Masalia (la actual Marsella). Diseñaron un fraude en un trayecto en barco entre Siracusa, en Sicilia, y Atenas. El propio Hegestrato era el capitán. Un mercader llamado Protus cargó cereal en la nave, comprado con un crédito que le había pedido a un prestamista llamado Demon. Por su parte, los dos amigos pidieron dinero prestado simulando comprar el cereal que en realidad había comprado el mercader.El plan era hundir el barco y volver a puerto en una barca para que nadie les pudiera reclamar el crédito. Ni el de la carga ni el de la nave, que ya había volado en dirección a Masalia.Pero el plan salió mal. Tres días después de partir, el resto de la tripulación empezó a escuchar ruidos en la bodega, y pilló a Hegestrato tratando de hacer una vía de agua para hundir el barco. Desesperado, saltó por la borda y se ahogó. Por su parte, Zenotemis simuló no tener nada que ver con los planes de su amigo.El barco llegó a Atenas, y Zenotemis, lejos de aceptar el fraude, reclamó la carga a Protus, le acusó de emborrarcharse en el trayecto, y de robarle y destruir los documentos que probaban que era el verdadero propietario del cereal.Protus, por su parte, vio como el precio de los cereales habían caído y que el valor de la carga era menor que el préstamo contraído por ella. Así que decidió aceptar el dinero y huir de Atenas.Pero Demon, el prestamista, sí que se enfrentó a Zenotemis. La alternativa para él era "perder mi propiedad, que había regresado sana y salva a puerto, y estaba frente a mis ojos".La historia ha llegado a nuestros días por la batalla legal posterior sobre la propiedad de la carga. Aunque es cierto que solo nos ha llegado la versión de una de las partes, y ni siquiera completa. La de Demon, que prestó dinero a Protus y reclamó la carga a Zenotemis. Las declaraciones de los testigos, la actuación de la defensa... se han perdido, así que no podemos completar la imagen de lo sucedido.

Ni capitalismo ni comunismo: cómo triunfar con los principios cuáqueros

July 12, 2021 0:08:41 16.69 MB Downloads: 0

Años 20. Con la URSS recién fundada y una Europa lamiéndose las heridas de la I Guerra Mundial, la división en los históricos bloques comunista y capitalista se cocinaba a fuego lento. A Ernest Bader, un empresario suizo instalado en Londres, se le quedó corta esta segregación y, como buen alumno de los dialécticos Platón o Hegel, decidió buscar una tercera solución, una síntesis entre ambos modelos para hacer crecer su empresa. Treinta años después, lo consiguió.La compañía de productos químicos Scott Bader fue levantada en 1921 en la capital británica y dirigida durante 30 años bajo el modelo convencional capitalista. Sin embargo, su fundador, miembro de la comunidad cuáquera, nunca estuvo convencido de la eficiencia de una organización basada en la acumulación del capital y la división en dos bloques: fuerza del trabajo y propietarios de los medios de producción. Dirigidos y directores. Empleados y propietarios.El modelo comunista tampoco era del gusto del suizo. Bader defendía la propiedad privada, pero igual de firme se mostraba con respecto a una distribución de la riqueza que consideraba necesaria para aportar un valor a la sociedad desde el emprendimiento. Así, de la confrontación entre capitalismo y comunismo bajo los pilares espirituales cuáqueros del empresario, éste encontró una solución, una 'tercera vía' que le costó 30 años idear y que le ha reportado 70 años de éxito hasta la fecha. En 1951, Ernest Bader convirtió su empresa en una suerte de sociedad participada por sus trabajadores, a los que invitaba a implicarse por completo en el desarrollo y destino de la compañía. Así nació The Scott Bader Commonwealth, cimentada en los principios de los cuáqueros, una comunidad religiosa fundada en Inglaterra en el siglo XVII que predicaba la espiritualidad del individuo y rechazaba toda jerarquía eclesiástica. Los empleados de Bader pasaron a convertirse en socios de la firma y, por tanto, en responsables de su devenir.Inspiración cuáquera en el reglamento de una empresaLos cuáqueros comulgaban con valores en torno al desarrollo del individuo, la igualdad de oportunidades, la participación e implicación en la comunidad y la resolución de conflictos de modo pacífico. A nivel empresarial, esto se traducía en que la compañía de Bader tenía la responsabilidad de alentar en sus empleados -y socios- el desarrollo óptimo de su potencial, facilitarles el acceso a los beneficios de la empresa, concederles una auténtica voz y voto en las estrategias de la compañía e imponer el diálogo ante cualquier desafío. La Scott Bader Commonwealth desplegó unas sencillas reglas para su funcionamiento. Así, la remuneración más alta en la compañía sólo podía multiplicar por siete el sueldo más bajo; la mitad del beneficio neto se destinaría a fines caritativos, y sus productos no se venderían a clientes con objetivos bélicos. La 'tercera vía' de Bader fue inmediatamente percibida como una nueva utopía del trabajo, al estilo de las del socialista Robert Owen, y recibió los peores augurios. La realidad, sin embargo, demostró que los pesimistas estaban equivocados. La firma Scott Bader creció dentro de sus límites a nivel internacional y cuenta con 700 empleados contratados a día de hoy. En la actualidad, la ecología, el negocio y la humanidad componen los tres ejes sobre los que rota toda la estrategia empresarial.

Adiós, peseta

July 05, 2021 0:22:39 43.44 MB Downloads: 0

Como si de una celebridad se tratara, la peseta nos ha dejado. Y ahora sí, la despedida es definitiva: desde el pasado 30 de junio ya no se pueden cambiar por euros. Símbolo económico de España durante casi 130 años, con la llegada del euro quedó relegada a los rincones íntimos del amor de coleccionistas o nostálgicos.Muchos de ellos repensaron la relación con la moneda minutos antes de su adiós definitivo: desde el 30 de junio, ya no es posible canjear pesetas en España.Y como 130 años dan para mucho, vamos a rendir un homenaje a la divisa que cambiábamos por cromos y chupachups, recordando aquellos hitos y anécdotas de su historia con la memoria y la documentación de Xavier Gil Pecharromán, jefe de Normas y Tributos de elEconomista.Su nacimiento, de dónde viene su nombre, cómo fue su relación con el resto de monedas europeas (sobre todo el franco, la lira y el marco), las devaluaciones, la guerra civil, su papel en el desarrollismo, la inflación... son algunos de los temas que tratamos en este podcast.Hemos tenido 19 años para cambiar las pesetas que quedaban por casa por euros. El Banco de España recordaba mes tras mes la cantidad de dinero que los españoles seguían teniendo en pesetas. Era tan alta la cantidad (el equivalente a más de 1.500 millones de euros), que el plazo máximo para los últimos canjes se prolongó el pasado 31 de diciembre en seis meses más. Pero qué mejor homenaje para la moneda española que algo tan español como esperar al último día de plazo. Que mejor final que tener a miles de personas haciendo cola en la sede del Banco de España, y teniendo que improvisar un mercadillo de cambio con la gente que estaba antes en la fila por haber llegado tarde el último día.Ahora sí, adiós, peseta.