
kaizen está hecho para curiosos compulsivos, un podcast sobre aprendizaje continuo en el que te acerco a ideas, técnicas y personas fascinantes que nos permiten entender el mundo cada día un poco mejor.
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Únete al club: https://splendid.clubXavi Robles y Pedro Ample, dos emprendedores creativos, charlan sobre el paso del tiempo y de la pereza que da reinventarse. Cada semana reflexionamos sobre los temas que se cruzan en nuestro día a día y entrevistamos a profesionales que nos dan consejos y claves para surfear los momentos de crisis.Apúntate a Splendid y consigue acceso a comunidades exclusivas, episodios sin anuncios y contenido extra de todos nuestros podcasts: https://splendid.club Hosted on Acast. See acast.com/privacy for more information.

Ты – это важно
Подкаст «Ты — это важно» поможет вам взращивать самые важные чувства внутри: чувство любви к себе, здоровой ответственности и бережного отношения.А также разобраться в психологических процессах, чтобы плыть по жизни легко, ловя попутный ветер.
Ведь каждый из вас — самый важный человек в своей жизни.
А с гостями подкаста мы будем показывать их пути в психотерапии, для того, чтобы снять стигму с этого вопроса и сделать заботу о ментальном здоровье нормой.
Ведущая — Мицкевич Елена, практикующий психолог и автор блога @elens_wayПо вопросам рекламы и сотрудничества:
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Cuida Tu Mente
Los expertos del Tec de Monterrey brindan herramientas y consejos para potenciar una vida positiva; con conciencia en el manejo y configuración de las emociones que nos permita conectar con las personas cercanas y con la comunidad. Un programa con ejercicios y rutinas para ayudarnos a cultivar una vida plena. Un podcast de Tec Sounds.
BONUS: Presentación de «La realidad no existe»
Grabación completa del evento de presentación de «La realidad no existe», con público y con Itziar García ejerciendo de maestra de ceremonias en lo que fue una presentación galáctica. O lunática. Bueno, espacial seguro, ya verás por qué. ¿Te gusta kaizen? Apoya el podcast uniéndote a la Comunidad y accede a contenidos y ventajas exclusivas: https://www.jaimerodriguezdesantiago.com/comunidad-kaizen/
#164 Marta Fernández: mentiras, Rothkos y un soneto erótico casi mortal
(NOTAS Y ENLACES DEL CAPÍTULO AQUÍ: https://www.jaimerodriguezdesantiago.com/kaizen/164-marta-fernandez-confesiones-embarazosas-mentiras-valientes-y-un-texto-erotico-casi-mortal/)La entrevista de esta semana es seguramente diferente a la mayoría de las que he hecho hasta ahora. Por distintos motivos, además.El primero es que esta grabación fue una especie de experimento porque tenía muchas ganas de retomar las entrevistas presenciales, porque creo que se genera una química especial. Aunque, dado que ahora en mi casa manda una pequeña dictadora, que no respeta mucho los horarios ni los silencios necesarios para grabar un podcast, hacerlo era un poco reto. Así, confieso que le eché un poco de morro y pregunté en twitter si alguien me dejaría un espacio para grabar y resulta que la gente es maravillosa. Me ofrecieron como 10 o 12 sitios en Madrid y algunos más fuera. Muchas gracias desde aquí a todos y, en especial a mi admirado José Luis Antúnez, porque a través de él surgió la posibilidad de grabar donde acabamos haciéndolo: en el Instituto Tramontana, uno de los lugares más especiales que conozco. Allí se respira el gusto por el diseño y la comunicación en cada rincón. Así que para allá me fui yo con la grabadora, los micros, trípodes y un par de móviles; porque el experimento consistía también en grabarlo en vídeo. Y creo que ha quedado inesperadamente bien para ser la primera vez que lo hacía así. Si te animas a verlo en YouTube ya me contarás. Pero esta entrevista es diferente también por otra razón. Por lo general, cuando invito a alguien al podcast tengo bastante claro por qué lo hago y de qué quiero que charlemos. En esta ocasión, sin embargo, de lo único de lo que estaba seguro era de que me apetecía hablar con mi invitada, aunque no sabía muy bien sobre qué. Si no sabía cómo abordar la conversación fue, en parte, por una anécdota muy tonta que le cuento al principio de nuestra charla y que no te voy a desvelar aún. Pero, sobre todo, el motivo por el que no tenía claro cómo enfocar la charla era que Marta Fernández no es fácilmente clasificable. Porque la primera tentación es, sin duda, hablar con ella de su experiencia en los medios. ¿O no querrías tú hacerle preguntas a una persona que ha estado más de 20 años trabajando en algunos de los principales informativos de España? Marta fue la cara visible de los informativos de CNN+, Cuatro y Telecinco y tuvo que dar noticias de todo tipo, incluídos algunos momentos fundamentales de nuestra historia moderna, como los atentados del 11S, y otros que son fundamentales para mí y cuatro más, como la demanda que las empresas de autobús puso a BlaBlacar. Por dar, Marta llegó a dar hasta unas campanadas de fin de año. Y, sin embargo, por apasionante que pueda ser ese mundo periodístico y televisivo, creo que la Marta más interesante no es esa. Porque hay otra. O, mejor dicho, hay otras muchas. Detrás de quien nos contaba las noticias estaba, para empezar, una escritora. Alguien que necesita escribir para ser ella misma y que lo ha hecho en libros y en artículos de los que se desprende un enorme amor por la literatura, el cine, la música y el arte, en general. Su último libro, además, se titula La mentira y lo ha dedicado a historias de grandes mentirosos y embaucadores. Entre otros, curiosamente, aquel Gregor McGregor del que te hablé en el capítulo 152, en la que es una de mis historias de timos e irracionalidad colectiva favorita. En el mundo de las mentiras, de los cobardes, de la escritura, de los medios, de nuestros recuerdos de adolescencia y en otras muchas cosas nos sumergimos en nuestra charla. Incluso, a lo largo de la conversación con Marta yo hago un par de confesiones un poco embarazosas, que quise mantener en secreto para ella hasta que habláramos, para ver cómo reaccionaba durante la entrevista y de las que nos reímos juntos. Ahora, dicho todo esto, vamos a lo importante de verdad: espero que disfrutes mucho de esta conversación con Marta Fernández. ¿Te gusta kaizen? Apoya el podcast uniéndote a la Comunidad y accede a contenidos y ventajas exclusivas: https://www.jaimerodriguezdesantiago.com/comunidad-kaizen/
#163 Modelos mentales 19: Reflexividad - Soros, retretes óptimos y corredores sin límites
(NOTAS Y ENLACES DEL CAPÍTULO AQUÍ: https://www.jaimerodriguezdesantiago.com/kaizen/163-modelos-mentales-19-reflexividad-soros-retretes-y-atletas/)Te confesaré que escribir la introducción del capítulo de hoy ha sido todo un reto. Porque sabía a dónde quería llegar, pero no cómo darle coherencia. Y lo primero que se me ha ocurrido es un meme. Uno que seguramente has visto alguna vez, una especie de cómic que circula por las redes sociales, en el que en la primera viñeta aparece un hombre, de espaldas, orinando tranquilamente a solas en el último de una larga fila de retretes. Bueno, no, no son retretes, son urinarios o mingitorios —que descubrí hace tiempo que se llaman así esos que son de pie, los típicos de los baños masculinos y me parece una palabra maravillosa. Aunque en un capítulo de Nadie Sabe Nada, Berto y Buenafuente les dieron un nombre incluso mejor, más… creativo. Pero no me atrevo a repetirlo aquí, así que lo dejaremos en el aire para los aficionados a los podcasts o para quienes lo busquéis en las notas del capítulo. Volviendo a nuestro meme, está el tipo desaguando tan a gusto cuando en la segunda viñeta se ve aparecer por la derecha a otro hombre que camina hacia él. En la siguiente está aún más cerca, hasta que finalmente se pone a utilizar justo el urinario contiguo al que ya estaba ocupado. Ladea la cabeza y dice algo que es cada vez distinto, según el meme, pero que siempre promete ser el comienzo de lo que técnicamente se llama una chapa monumental. Algo, como, por ejemplo: «¿Te he dicho que tengo un podcast?». Cuando yo era estudiante —antes de ayer o en un tiempo muy muy lejano, dependiendo de a quién le preguntes—, y seguramente como parte de eso que ahora se llama la masculinidad frágil, había una regla no escrita sobre los baños masculinos que un amigo mío resumió en cierta ocasión como: se deben utilizar sólo los impares y si están todos ocupados, te esperas a que se libere uno. Así que se ve que a los hombres este tema tan absurdo de los baños públicos nos preocupa bastante más de lo que debiera. Una prueba más es que hace un tiempo, una persona respetable que ha pasado por este podcast, Samuel Gil, escribió un tweet que decía: «Alguien tiene que desarrollar una estrategia óptima según la teoría de juegos sobre qué retrete se debe elegir en un sitio público. ¿Primero, último, uno del medio? Sin mirar, claro» Y lo entiendo perfectamente, uno nunca sabe qué se va a encontrar detrás de la puerta.Pero da la casualidad de que, poco antes, el propio Samuel había escrito algo bastante más serio en su newsletter, Suma Positiva, sobre un tema más relacionado con esto de lo que parece —precisamente el tema del que vamos a hablar hoy. Y así se lo dije. Porque había un problema con su pregunta: si alguien desarrollaba esa estrategia óptima sobre qué lugar elegir y la daba a conocer, todo el mundo iría a ese retrete y volveríamos a estar en el punto de partida. Así que si se encontraba esa solución, habría que mantenerla en secreto, sólo al alcance de unos pocos privilegiados para que siguiera siendo óptima. A lo que, yo creo que sin ser consciente del energúmeno que tenía enfrente, Samuel me respondió que «eso se merecía un kaizen»Y aquí estamos, en una demostración más de mi facilidad absoluta para enredarme con cualquier tema por estúpido que parezca, hablando de urinarios y retretes públicos. ¿A qué jamás lo hubieras imaginado? Pues yo tampoco, pero me he dado cuenta de que mucho de lo que hago es el resultado de decisiones poco meditadas que no tienen más motivo que el de echarme unas risas. Verás cuando te cuente cómo me hice amigo de mi querida Itziar García… pero esa es una historia para otro día. Porque detrás de todo este rollo aparentemente estúpido sobre el retrete óptimo a elegir, hay un concepto fascinante que es fundamental en muchos ámbitos de la vida. Hoy retomamos los modelos mentales y lo hacemos con un especial sobre la reflexividad. ¡Toma ya! ¿Te gusta kaizen? Apoya el podcast uniéndote a la Comunidad y accede a contenidos y ventajas exclusivas: https://www.jaimerodriguezdesantiago.com/comunidad-kaizen/
#162 La estructura del mundo (VIII): ¿Cuál es nuestro problema?
(NOTAS Y ENLACES DEL CAPÍTULO AQUÍ: https://www.jaimerodriguezdesantiago.com/kaizen/162-la-estructura-del-mundo-viii-cual-es-nuestro-problema/)De niño fui muchas veces al Museo del Prado; algunas con el colegio y otras con mis padres. Por aquel entonces, yo, sinceramente, puestos a ir a un museo lo que prefería era ir al de Ciencias Naturales y ver los dinosaurios. O, mejor aún, quedarme en casa jugando a la consola. No sé si a pesar de o precisamente por haberme criado rodeado de cuadros, lo de pasar la mañana recorriendo salas con más cuadros no me parecía lo más divertido del mundo. Aunque reconozco que siempre encontraba alguno que me llamara la atención. Es más, había una sala entera que me producía una mezcla de miedo y fascinación. Ya sólo el nombre de la sala, que lo recuerdo escrito en una pared oscura —aunque vete tú a saber si me lo he inventado— me parecía inquietante: Las pinturas negras de Goya. Aquello no se parecía a casi nada de lo que había en el resto del museo. En un cuadro, veías a unos viejos casi esqueléticos comiendo sopa; en otro un aquelarre, con unas caras deformadas rodeando a un demonio con forma de macho cabrío. No te daba tiempo a recuperarte del susto cuando girabas las cabeza y te encontrabas frente a frente con Saturno, con los ojos fuera de sus órbitas, devorando a su hijo; en una imagen que podría perfectamente estar sacada de una película de terror o de los dibujos de El Ataque de los Titanes. Aquello era una experiencia.Entre esos cuadros había uno, quizás menos aterrador por la temática, pero que transmitía una sensación difícil de explicar. Dos hombres, aunque a mí me parecían dos gigantes, aparentemente enterrados hasta las rodillas en barro, luchan el uno frente al otro en un duelo a garrotazos. Seguramente tengas la imagen en la cabeza, es muy conocido. El cuadro en sí tiene una historia peculiar porque, como todos los demás de esa sala, no era un cuadro originalmente, sino que fueron pinturas que Goya hizo en las paredes de la Quinta del Sordo —la casa que tenía a las afueras de Madrid. Y al parecer al retirarlo de la pared se perdieron cosas, como la hierba que se cree que Goya pintó a los pies de los dos hombres. Es decir, que no estaban enterrados en barro. Pero ese defecto hace que la imagen sea aún más salvaje, más animal. Porque te decía que transmitía una sensación difícil de explicar. Y en parte es eso: transmite algo salvaje. Transmite movimiento y violencia. Pero creo que por encima de todo transmite una verdad eterna. La de que los humanos, a veces, tenemos tendencias salvajes que pueden llevarnos a matarnos a garrotazos hundidos hasta las rodillas en el barro.Sí, no es la manera más alegre de empezar el capítulo, pero es que hoy vamos a hablar de temas farragosos.Hace tiempo que no dedicamos un capítulo a eso que me dio por llamar La estructura del mundo, esas ideas que pueden ayudarnos a descifrar cuáles son los hilos que tejen cómo funcionan las cosas en la sociedad o en el mundo en general. En esta serie, hemos hablado de historia, de economía y hasta de geopolítica. Y ha habido una idea recurrente, que se ha repetido en casi todos los capítulos, porque es otra de esas obsesiones que tengo: mi sensación de que estamos en una bisagra de la historia, en un momento de esos en los que todo cambia. Aunque también te he dicho más de una vez que sospecho que muchas generaciones sintieron lo mismo, que todos tendemos a pensar que vivimos tiempos importantes.En mi caso, sigo buscando pistas de si es así, por qué sucede y hacia dónde nos lleva. Por el camino hemos hablado de cosas tan distintas como un posible nuevo orden mundial, la descentralización y los individuos soberanos, la inteligencia artificial o la búsqueda de la inmortalidad. A muchos de esos temas y a otros similares volveremos, pero me gustaría detenerme hoy en algo quizás menos exótico, pero más cercano: ¿en qué momento estamos ahora? Si esa sensación que a veces podemos tener de que nuestras sociedades occidentales están funcionando peor o de que nuestras democracias o sistemas económicos dan señales de agotamiento… ¿cuál es nuestro problema?Afortunadamente, no tengo que buscar la respuesta yo solo, porque no sé si la encontraría. Pero alguien de quien te he hablado en varias ocasiones ha escrito un libro que puede servirnos muy bien de base. El autor es Tim Urban, creador del maravilloso blog Wait But Why, y su libro se llama así, What’s our problem?, es decir ¿cuál es nuestro problema?, pero me parece que no lo han traducido al castellano. Él dice que es un libro de autoayuda para sociedades y, aunque está muy centrado en Estados Unidos, vamos a intentar generalizarlo para ver qué puede aplicarse a cada uno de nuestros sufridos países. ¡Venga, vamos todos al diván! ¿Te gusta kaizen? Apoya el podcast uniéndote a la Comunidad y accede a contenidos y ventajas exclusivas: https://www.jaimerodriguezdesantiago.com/comunidad-kaizen/
#161 El arte de vivir (I): Montaigne, Ramón el vanidoso y un montón de griegos
(NOTAS COMPLETAS Y ENLACES DEL PODCAST AQUÍ: https://www.jaimerodriguezdesantiago.com/kaizen/161-el-arte-de-vivir-i-montaigne-ramon-el-vanidoso-y-un-monton-de-griegos/)Si llevas tiempo escuchándome, sabes que siempre he tenido cierto síndrome de Peter Pan. O más bien algo de vértigo ante la velocidad a la que pasa mi vida. No debo ser el único, ni debe ser algo moderno, ni únicamente occidental, porque pocos temas se han repetido tanto en la historia de la humanidad como las reflexiones sobre el arte de vivir. Haz la prueba, busca en Google o en Amazon simplemente eso, “el arte de vivir” y de pronto te encontrarás casi infinitas obras clásicas y modernas de muy distinto pelaje. Desde Séneca al Dalai Lama, de Krishnamurti a Schopenhauer, de El arte de vivir en soledad a El arte de vivir en pareja, de hacerlo con sencillez o de hacerlo sin miedo. Por salirme, me ha salido hasta una biografía ilustrada de Lola Flores. Esa no la vi venir.Pero, ¿por qué vivir es un arte? El arte es un concepto que tiene infinitas definiciones. Las más habituales tienen que ver con usar la creatividad y la imaginación para crear obras bellas o que expresen sentimientos. Pero, otra forma de verlo, es a través de su naturaleza. La naturaleza del arte es una en la que no hay reglas definidas. No hay una única forma de hacer buen arte, ni la misma manera gusta a todo el mundo. Es más, siempre se pueden encontrar nuevas formas de hacer arte. Decía Susan Sontag que el arte es una forma de consciencia, una manera dinámica de contemplar. Por eso, vivir es también un arte. Porque no hay reglas definidas, ni realmente universales, y porque las decisiones que tomamos en nuestra vida son la forma en la que expresamos nuestras conclusiones de contemplar lo que nos pasa. Que sea un arte, no significa no significa que no podamos aprender de todos aquellos que se obsesionaron sobre el tema antes; igual que un artista puede aprender e inspirarse con otros artistas tan diferentes como Velázquez, El Bosco, Warhol o Kandinsky. O Lola Flores, por supuesto. Hoy retomamos la serie de diseño vital —esa que en temporadas anteriores usamos para buscar ideas que aplicar en nuestra vida— y lo hacemos para sumergirnos en algunas reflexiones, actuales y clásicas, sobre cómo vivir. Seguramente nos lleve algunos capítulos, no sé cuántos. Aunque, bien pensado, puede llevar toda una vida. ¿Te gusta kaizen? Apoya el podcast uniéndote a la Comunidad y accede a contenidos y ventajas exclusivas: https://www.jaimerodriguezdesantiago.com/comunidad-kaizen/
#160 Las leyes de la estupidez: "ingelitencia", hibris y chutzpah
(NOTAS Y ENLACES DEL CAPÍTULO AQUÍ: https://www.jaimerodriguezdesantiago.com/kaizen/160-las-leyes-de-la-estupidez-ingelitencia-hibris-y-chutzpah)En 1934, un profesor de la Universidad de Columbia llamado Walter B. Pitkin, publicó un libro que hoy es difícil de conseguir. Yo no lo he hecho de momento, porque sólo he encontrado ejemplares de la época a un precio que no sé si merece la pena pagar. Pero estoy tentado. Su título es “Breve introducción a la historia de la estupidez humana”.Según tengo entendido, esa “breve introducción” tiene más de 300 páginas y al final del libro hay un breve - de verdad - epílogo que sólo dice lo siguiente: “ahora estamos listos para empezar a estudiar la Historia de la Estupidez”. Y nada más. ¿Cómo será la estupidez humana que sólo empezar a asomarnos a ella puede llevarnos más de 300 páginas? Y si el tema es tan amplio que sólo la introducción ocupa 300 páginas… ¿qué hay más estúpido que intentar tratarlo en un podcast? Pues no lo sé, pero algo me dice que hoy vamos a descubrirlo. Sólo un consejo: no te tomes el capítulo de hoy muy en serio por si acaso. O sí, porque, como decía Robert Heinlein, «no subestimes nunca el poder de la estupidez humana». ¿Te gusta kaizen? Apoya el podcast uniéndote a la Comunidad y accede a contenidos y ventajas exclusivas: https://www.jaimerodriguezdesantiago.com/comunidad-kaizen/
#Q&A: política, mapas y territorios, "terapias" alternativas, kaizen, cambio climático y algunas recomendaciones
(NOTAS Y ENLACES DEL CAPÍTULO AQUÍ: https://www.jaimerodriguezdesantiago.com/kaizen/qa-politica-mapas-y-territorios-terapias-alternativas-kaizen-cambio-climatico-y-algunas-recomendaciones/ )¡Nuevo capítulo de preguntas y respuestas! Y te decía en el anterior que había acumulado unas cuantas, para poder dejar grabados un par de capítulos respondiéndolas y que salieran mientras yo batallaba entre pañales, biberones y lloros en las primeras semanas de mi hija sobre la faz de la Tierra. Éste es el segundo de esos capítulos, lo que significa que más o menos debería haberme puesto al día con las preguntas, pero si mandaste una y no la he respondido, recuérdamelo, que lo mismo se me ha traspapelado.Como siempre, además, te animo a participar no sólo preguntándome a mí, sino respondiendo a las preguntas de otros oyentes o complementando lo que yo diga, porque aunque yo tenga el morro suficiente como para aventurarme a responder casi cualquier pregunta, eso no significa que tenga buenas respuestas a todas. ¿Te gusta kaizen? Apoya el podcast uniéndote a la Comunidad y accede a contenidos y ventajas exclusivas: https://www.jaimerodriguezdesantiago.com/comunidad-kaizen/
#159 Ramón Nogueras (II): vender burras, el Chan tatachán y bragas voladoras
(NOTAS Y ENLACES DEL CAPÍTULO AQUÍ: https://www.jaimerodriguezdesantiago.com/kaizen/159-ramon-nogueras-ii-vender-burras-el-chan-tatachan-y-unas-bragas-voladoras/)El invitado de esta semana de kaizen no necesita demasiada presentación. Entre otras cosas porque repite. Ramón ya pasó por el podcast hace un año y medio, más o menos, en uno de los capítulos que me consta que más os gustaron a los oyentes. Por entonces hablamos de su primer libro, Por qué creemos en mierdas, y exploramos muchos de los mecanismos que nos hacen llegar a creer cosas absurdas. Aunque con los intereses variados que tenemos tanto Ramón como yo… pues… digamos que nos salimos varias veces por la tangente para hablar de otras cosas. Y algo parecido ha pasado en esta nueva charla. La hemos dedicado, por supuesto, a hablar de su nuevo libro —Por qué compramos la burra, del que ya te conté alguna cosa hace unos cuantos capítulos— pero también charlamos sobre las promesas rotas de las redes sociales, sobre cómo se forma el carácter de las personas, hablamos de los magos, de las burbujas económicas, del papel de la mentira o de cómo entender mejor la realidad; que, como imagino que sabrás, es un tema que últimamente tengo muy presente. Y hasta me sacó los colores al final de la entrevista con un mensaje de parte de un par de amigas suyas al que, creo que se nota, no supe muy bien cómo reaccionar en directo. Así que si eres una de ellas y escuchas este capítulo, gracias, de verdad. En fin, que no voy a enrollarme mucho más, porque aquí lo que importa es la conversación con Ramón y espero que la disfrutes mucho. ¿Te gusta kaizen? Apoya el podcast uniéndote a la Comunidad y accede a contenidos y ventajas exclusivas: https://www.jaimerodriguezdesantiago.com/comunidad-kaizen/
La realidad no existe
(PUEDES COMPRAR EL LIBRO AQUÍ: https://amzn.to/3YHjivs)— ¿Cómo? ¿Que esta semana hay dos capítulos de kaizen?— Sí, así es. Porque hoy tengo algo que celebrar. Pero vayamos por partes. A estas alturas, seguramente sepas que tengo cierta tendencia a hacerme preguntas extrañas. Por ejemplo: ¿qué es un tomate?Un tomate es la experiencia física de verlo, de tocarlo, de olerlo o de comerlo. Su peso y su forma y la textura de su piel o el jugo que gotea de él. Pero ¿cómo lo veríamos si nuestros ojos captaran otras longitudes de onda? ¿Qué sabor tendría si pudiéramos detectar otras moléculas? Si existe la antimateria, ¿existe el antitomate? ¿Cómo sería un tomate en algún universo paralelo?Un tomate es también todo lo que sabemos sobre ellos. Los tipos que hay, dónde se cultivan o si son frutas o verduras (cuestión polémica donde las haya). Nuestro modelo mental del tomate incluye nuestra experiencia vital, quizá alguna anécdota que nos hace reír siempre a carcajadas. Y, por supuesto, lo que pensamos de ellos; si nos gustan o no.Ese mismo modelo contiene inevitablemente aspectos culturales o sociales. El significado de las palabras, por ejemplo, porque en español al hablar de un tomate también podríamos estar refiriéndonos a un agujero en un calcetín y todo lo que hemos dicho hasta ahora dejaría de tener sentido. Contiene, también, lo que la sociedad opina sobre los tomates o el conocimiento científico que hemos acumulado sobre ellos, afortunadamente mucho más de lo segundo que de lo primero. Y un tomate puede ser directamente otra cosa, como el libro que me he tirado el último año y medio escribiendo y que está disponible desde hoy: La realidad no existe. Y es que la portada es, eso, un tomate; aunque también consideramos otros conceptos con los que podríamos haber seguido un razonamiento similar, como un patito de goma o un huevo frito. Todos ellos, tomate, pato y huevo, son relativamente asépticos, no suelen despertar en nosotros opiniones o emociones fuertes. Pero ¿qué es España? ¿Qué es una infidelidad? ¿Qué es justo y qué no? En estos casos nuestros modelos son más difusos y están inundados además de nuestros sesgos, emociones, experiencias, la opinión pública, la propaganda, la historia, la cultura o la educación. A perseguir estas y otras preguntas igualmente raras —aunque espero que interesantes— he dedicado este libro. La primera mitad es un repaso a algunas de las principales fragilidades que esconden nuestras certezas sobre el mundo desde perspectivas tan diferentes como la biología, la física, la psicología, la lingüística o la sociología. La segunda intenta dar respuesta al subtítulo, que es «cómo entender el mundo cuando entiendes que no entiendes nada», y nos sumergimos en seis formas de pensar con las que tratar de descifrar una realidad que es compleja, incierta e impermanente. Todo muy kaizen, como ves. El tema, no lo vamos a negar, es tan inabarcable que, siendo sincero, no sé cuántas respuestas habré encontrado. Pero sí me gustaría que fuera un punto de partida, con numerosos hilos de los que puedes tirar si tu curiosidad te llama a hacerlo. Y para despertar esa curiosidad, hoy te voy a leer un poco del libro, en una versión un poco adaptada al podcast. A ver qué sale de este experimento. ¿Te gusta kaizen? Apoya el podcast uniéndote a la Comunidad y accede a contenidos y ventajas exclusivas: https://www.jaimerodriguezdesantiago.com/comunidad-kaizen/
#158 Nuestro diálogo interior (II): una gaviota inconformista, cháchara y cajones bien ordenados
(NOTAS Y ENLACES DEL CAPÍTULO AQUÍ: https://www.jaimerodriguezdesantiago.com/kaizen/158-nuestro-dialogo-interior-ii-una-gaviota-inconformista-chachara-y-cajones-bien-ordenados/)Amanecía, y el nuevo sol pintaba de oro las olas de un mar tranquilo.Una barca de pesca chapoteaba a un kilómetro de la costa cuando, de pronto, rasgó el aire la voz de la comida llamando a la bandada y una multitud de gaviotas se aglomeró para regatear y luchar por cada pizca de comida. Comenzaba otro día de ajetreo.Pero alejado y solitario, más allá de barcas y playas, estaba practicando Juan Salvador Gaviota. A treinta metros de altura, bajó sus patas palmeadas, alzó el pico y se esforzó por mantener en sus alas esa dolorosa y difícil torsión requerida para lograr un vuelo pausado. Aminoró la velocidad hasta que el viento no fue más que un susurro en su cara, hasta que el océano pareció detenerse allá abajo. Entornó los ojos muy concentrado, contuvo el aliento, forzó aquella torsión un… solo… centímetro… más… Sus plumas se encresparon, perdió sustentación y cayó.Las gaviotas, como es bien sabido, nunca pierden sustentación, nunca se detienen. Detenerse en medio del vuelo constituye para ellas una vergüenza y un deshonor.Pero Juan Salvador Gaviota, que sin avergonzarse extendía otra vez las alas en aquella temblorosa y ardua torsión —parando, parando y perdiendo sustentación de nuevo—, no era un ave cualquiera.La mayoría de las gaviotas no se molesta en aprender sino las normas de vuelo más elementales: cómo ir y volver entre la playa y la comida. Para la mayoría de las gaviotas, lo que importa no es volar, sino comer. Para esta gaviota, sin embargo, no era comer lo que importaba, sino volar. Más que nada en el mundo, Juan Salvador Gaviota amaba volar.Así comienza un libro que cayó en mis manos casi de casualidad. Hace unos meses nos mudamos de casa y aproveché para recuperar algunas cajas de libros de mis padres que cogían polvo en un trastero. En ellas apareció un librito pequeño, cuyo título me sonaba, pero que nunca había leído: Jonathan Livingston Seagull; o como se llamó en español, Juan Salvador Gaviota, de Richard Bach. Una noche en la que no sabía qué leer lo abrí sin demasiada fe. Era un libro raro, editado en los años 70, que en sus menos de 100 páginas mezclaba texto y fotos de gaviotas. Muchas fotos de gaviotas. Aún no sé por qué, decidí darle una oportunidad. Me encontré una especie de cuento, una fábula con cierto aroma New Age, sobre una gaviota inconformista, obsesionada con perseguir su curiosidad y mejorar constantemente. Sobre el precio y la recompensa de perseguir nuestras pasiones. Sobre el amor artesanal a hacer aquello que nos gusta hacer. Pero sobre todo, una fábula sobre cómo nuestros pensamientos y los de los demás limitan nuestro potencial. Todos ellos temas muy de kaizen, ¿verdad?Es tan corto el libro de Juan Salvador Gaviota que no te voy a contar demasiado, no quiero destripártelo. Sólo te diré que creo que merece la pena leerlo. Este cuento de hadas moderno sobre una gaviota que sólo quiere perfeccionar el arte volar lo escribió un tipo peculiar, un piloto de combate tan enamorado del vuelo como su protagonista. Alguien para quien volar es una forma de vida y que considera la vida como una eterna búsqueda, un aprendizaje constante y un redescubrimiento permanente de lo que la gente sabe, pero ha olvidado. Y que con este libro escribió el que, según he descubierto después, muchos consideran uno de los textos más inspiradores que existen. No hay mucho más que pueda contarte sin destrozarlo, pero he querido comenzar con él porque me sirve de introducción para seguir hablando de un tema que dejamos a medias hace unas semanas: nuestro diálogo interior. En el capítulo anterior enfocamos estas conversaciones desde la perspectiva del coaching a través de los ojos de Tim Gallwey, un exitoso autor cuyo libro más conocido es el Juego Interior del Tenis. Para Gallwey, lo que se interpone entre nosotros y nuestro máximo rendimiento es lo que él llama nuestro «yo narrador», esa voz que se cuela en nuestra cabeza cuando estamos haciendo las cosas muy bien o muy mal e intenta racionalizar aquello que hemos aprendido a hacer a través de nuestra experiencia. Para Juan Salvador Gaviota, una parte importante de esas interferencias mentales vienen también de lo que nos dicen o sabemos que piensan los demás. De cómo sentimos la presión de encajar en los patrones sociales.Pues bien, hoy vamos a hablar de ello desde otra perspectiva: la de un psicólogo y neurocientífico llamado Ethan Kross que se ha dedicado a estudiar cómo reconducir nuestra cháchara interior. De hecho, ha escrito un libro que se llama así —Cháchara o Chatter, en inglés— del que te quiero contar algunas cosas. Un libro, por cierto, que alguien recomendó en uno de los encuentros de la Comunidad kaizen. Y me encantaría decir quién fue y agradecérselo, pero no lo apunté y no consigo recordarlo. Así que fuera quien fuera, sirva en cualquier caso este capítulo de pequeño homenaje. ¿Te gusta kaizen? Apoya el podcast uniéndote a la Comunidad y accede a contenidos y ventajas exclusivas: https://www.jaimerodriguezdesantiago.com/comunidad-kaizen/
#157 Pensamiento Catedral: Odoacro y la crisis de los 30
(NOTAS Y ENLACES DEL CAPÍTULO AQUÍ: https://www.jaimerodriguezdesantiago.com/kaizen/157-pensamiento-catedral/)Hoy vamos a empezar viajando al pasado. Al año 476 d.C., más concretamente. Entonces, el general bárbaro Odoacro derrotó y mató a Orestes, un político y militar que controlaba el imperio romano a través de la figura de su hijo, Rómulo Augústulo, el último emperador de Roma. Esa fue la caída de Roma de la que hablaba ese gran historiador llamado Chiquito de la Calzada. Bueno, no, esa… era otra. Con la de verdad, la de Odoacro y Orestes, empezaron los años oscuros.Y es que, durante mucho tiempo, los historiadores se refirieron a la Edad Media como la Edad Oscura o los años oscuros, básicamente por la decadencia demográfica, cultural y hasta tecnológica que parecía haberse vivido en esos años. Es más, el propio término Edad Media era una forma de reflejar que se trataba de la época intermedia que separó la Antigüedad clásica (la de los romanos y los griegos, para entendernos) y la Edad Moderna. Y, si bien los historiadores más actuales han revisado esta forma de mirar a los casi cinco siglos que duró esta época, seguramente ésa idea de atraso, pobreza e ignorancia es la que todos tenemos en la cabeza respecto a la Edad Media. Pero tal vez haya algo fundamental que deberíamos rescatar de aquellos años oscuros. Tal vez, podamos aprender una forma de pensar. Por eso hoy vamos a hablar del Pensamiento Catedral. ¿Te gusta kaizen? Apoya el podcast uniéndote a la Comunidad y accede a contenidos y ventajas exclusivas: https://www.jaimerodriguezdesantiago.com/comunidad-kaizen/
#156 Burbujas (II): menhires, Newton y el Estado del bienestar
(NOTAS COMPLETAS Y ENLACES DEL CAPÍTULO AQUÍ: https://www.jaimerodriguezdesantiago.com/kaizen/156-burbujas-ii-menhires-newton-y-el-estado-del-bienestar/)Estamos en el año 50 antes de Jesucristo. Toda la Galia está ocupada por los romanos… ¿Toda? ¡No! Una aldea poblada por irreductibles galos resiste todavía y siempre al invasor. Y la vida no es fácil para las guarniciones de legionarios romanos en los reducidos campamentos de Babaórum, Acuárium, Laudánum y Petibónum…Tras la enésima humillación de sus tropas frente a ese puñado de galos rebeldes, el César convocó a sus consejeros en Roma para resolver de una vez por todas la situación. Uno propone enviar a todo el ejército para acabar con ellos, pero hay quien replica que no pueden dejar las fronteras sin protección. Otro sugiere crear una comisión para estudiar el problema. Esa idea gusta bastante y rápidamente otros proponen crear subcomisiones con tareas bien precisas y organizar una comida para discutir el tema. El César, mientras, da golpecitos cada vez más impacientes con sus dedos en su asiento. Hasta que el más joven de sus consejeros, Cayo Coyuntural, levanta la voz y ofrece una solución creativa: — En lugar de pelear con ellos, démosles algo que les mantenga ocupados. Hagámosles desear oro y riquezas y convirtamosles en decadentes— ¿Será suficiente? — pregunta César— ¡Mira en torno tuyo, oh César! — responde el joven, señalando al resto de consejeros, que engordados por el lujo y las riquezas y apoltronados en sus sillas dicen que es una idea ridícula e insisten en crear una comisión para abordar el problema. — Vuestro oro, vuestras villas y vuestras orgías os han vuelto decadentes. Sólo pensáis en comer y en beber — les replica el César. Y girándose al joven, mientras apunta con el dedo a sus consejeros, le dice — Transforma a esos galos locos en algo que se parezca a estoY así, con fondos ilimitados y el apoyo del César, el joven y ambicioso Cayo Coyuntural parte hacia la Galia. A los pocos días de llegar, se encuentra en el bosque con uno de esos peligrosos galos. Seguramente con el más peligroso de todos. Un tipo grande —que no gordo, si acaso bajo de tórax— que va acompañado de un perrito blanco y carga a su espalda una piedra gigantesca. — ¡Qué bonito es eso que tienes a la espalda! —le dice el romano— ¿El qué? ¿Este menhir? — pregunta el galo— Sí, es precioso. ¿Dónde lo has encontrado?— No lo he encontrado. Lo he hecho yo. Hago menhires y los reparto— ¡Ah! ¡Qué interesante! ¿Y repartes muchos? — pregunta Cayo Coyuntural— La verdad es que no, porque cuando la gente tiene uno, ya no quiere ninguno más. No tiene mucho uso, ¿sabes?— ¿Y cuánto cuesta?— Pues no lo sé… habitualmente lo cambio por alguna otra cosa— ¡Lo compro! — dice con entusiasmo el romano — te ofrezco 200 sesterciosY así, con esta simple transacción, empieza la mejor y más divertida lección de economía que he leído nunca. Porque a partir de ahí, el consejero romano pone en marcha las ruedas que llevan al pequeño poblado galo a vivir una burbuja de menhires y a los romanos a convivir con las consecuencias de que ésta se pinche.Si no has leído Obélix y compañía, o si hace mucho que lo hiciste, te animo a correr a leerlo de nuevo. Es maravilloso. Y habla de un tema que empezamos a tratar hace unas semanas y que hoy vamos a retomar: esa irracionalidad colectiva en la que nos sumimos los humanos y que nos lleva a generar burbujas de todo tipo, a veces incluso con las cosas más inútiles del mundo. Porque… ¿para qué sirve un menhir? ¿Y un tulipán? ¿Y un NFT? ¿Te gusta kaizen? Apoya el podcast uniéndote a la Comunidad y accede a contenidos y ventajas exclusivas: https://www.jaimerodriguezdesantiago.com/comunidad-kaizen/
#Q&A: mis fuentes, sufrimiento, disonancias, diálogo interno, versos libres, cambio climático, validar ideas y la bondad
(NOTAS COMPLETAS Y ENLACES DEL CAPÍTULO AQUÍ: https://www.jaimerodriguezdesantiago.com/kaizen/qa-mis-fuentes-sufrimiento-disonancias-dialogo-interno-versos-libres-cambio-climatico-validar-ideas-y-la-bondad/)Lo mismo desvelo un secreto que para cuando se emita este capítulo no sé si ya habrá sucedido o no, pero es que esto de dejar capítulos grabados es un lío. Especialmente cuando, por muy cuadriculado que uno sea, hay cosas que no controla; como el nacimiento de su hija. Para cuando se emita este capítulo tal vez haya sido padre ya, o tal vez no, no lo sé seguro. Estará ahí, ahí la cosa. Pero bueno, tampoco era tanto secreto, que en la Comunidad kaizen ya lo había anunciado. En cualquier caso, ése es uno de los motivos por los que he tardado en repetir este formato de preguntas y respuestas, porque quería acumular unas cuantas para dejar al menos un par de capítulos de este tipo grabados antes de mi baja de paternidad. En éste, además, empieza a suceder una cosa muy chula: hay oyentes respondiendo a otros oyentes y aportando mucho a las respuestas que yo mismo dí en su día. Y es que, aunque yo tenga el morro suficiente como para aventurarme a responder casi cualquier pregunta, eso no significa que tenga buenas respuestas a todas. Así que te animo a participar enviando tus propias preguntas o respuestas en forma de nota de audio. Las que lleguen durante mi baja, eso sí, tendrán que esperar a que vuelva. Pero, como decía Terminator, volveré. ¿Te gusta kaizen? Apoya el podcast uniéndote a la Comunidad y accede a contenidos y ventajas exclusivas: https://www.jaimerodriguezdesantiago.com/comunidad-kaizen/
#155 Raquel Sastre: risas al punto de sal, el equilibrismo que es la vida y alguna recomendación inesperada
(NOTAS Y ENLACES DEL CAPÍTULO AQUÍ: https://www.jaimerodriguezdesantiago.com/kaizen/155-raquel-sastre-risas-al-punto-de-sal-el-equilibrismo-que-es-la-vida-y-alguna-recomendacion-inesperada/)Hay veces que el azar se interpone en tus planes. Y en cierta medida esto pasó con el capítulo de hoy. Por distintos motivos tuvimos que reagendar la grabación en varias ocasiones durante casi mes y medio. Y el día que por fin conseguimos sentarnos a charlar, lo hicimos con menos tiempo del planeado y con alguna interrupción inesperada. Por eso, lo primero que debo hacer es darle infinitas gracias a Raquel, porque fue enormemente generosa con su flexibilidad y predisposición para encontrar un hueco que se nos resistía. Debo decir también que durante la entrevista yo no estuve especialmente cómodo, no sé si se notará. No por ella, que fue encantadora, sino por mi propio agobio ante la falta de tiempo, que me llevó a no detenerme tanto como me hubiera gustado, en algunas cosas que creo que daban para más o sobre las que teníamos opiniones tal vez distintas. Porque, eso sí, tratamos muchos temas. Hablamos del humor como mecanismo para afrontar las dificultades de la vida, de cómo captar la atención del público, del autismo y de la experiencia de Raquel como madre de Emma, que tiene un síndrome genético; hablamos de la romantización de la discapacidad, de felicidad —cómo no—, y hasta de una posible corriente de victimización que hemos vivido en los últimos años. Y por si fuera poco creo que Raquel dejó las tres recomendaciones más originales de cuantos invitados han pasado por el podcast. Eso casi seguro. Y es que como estoy seguro de que vas a notar, Raquel Sastre es una persona fascinante de la que creo que sólo arañé la superficie. Pero eso está bien, porque es una excusa estupenda para volverle a robar otro ratito alguna vez en el futuro. Con o sin micrófono. ¿Te gusta kaizen? Apoya el podcast uniéndote a la Comunidad y accede a contenidos y ventajas exclusivas: https://www.jaimerodriguezdesantiago.com/comunidad-kaizen/
#154 Nuestro diálogo interior (I): tenis, osos polares y monstruos
(NOTAS Y ENLACES DEL CAPÍTULO: https://www.jaimerodriguezdesantiago.com/kaizen/154-nuestro-dialogo-interior-i-tenis-osos-polares-y-monstruos/)Te he hablado muchas veces, quizás demasiadas —es lo que tienen las obsesiones— de las que creo que son las conversaciones más importantes de nuestras vidas: las que tenemos con nosotros mismos. Sin ir más lejos, de eso iba el capítulo 93 de kaizen, que es uno de mis favoritos porque se lo dedicamos a un texto que me encanta: el This is Water, Esto es Agua, de David Foster Wallace —otra de esas obsesiones de las que te hablo con frecuencia. Y en el fondo, de lo que trata ese texto es de cómo funcionan esas conversaciones con nosotros mismos, de cómo tendemos a caer una y otra vez en nuestro diálogo interno, en una especie de modo automático en el que nos dejamos arrastrar por el flujo de nuestros pensamientos y que no siempre nos ayuda. Y también de cómo, aunque es difícil, podemos elegir cómo pensar.Pues bien, llevaba tiempo queriendo dedicarle un par de capítulos a estos temas y tratarlos desde una perspectiva diferente. Porque Foster Wallace se acerca a estas conversaciones desde su propia experiencia y desde esa sensibilidad tan especial que tienen algunas personas para ver y contar lo que al resto se nos escapa en las cosas más mundanas. Pero hay otras maneras de aproximarlas, y hoy vamos a hablar de ellas desde otros ángulos diferentes y, quizás, más prácticos. ¿Te gusta kaizen? Apoya el podcast uniéndote a la Comunidad y accede a contenidos y ventajas exclusivas: https://www.jaimerodriguezdesantiago.com/comunidad-kaizen/